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2 - FERNANDO FERREIRA : CABEZAS ROCIO 136710

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x73 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Sale price

2.900 €

Consult

2 - FERNANDO FERREIRA : CABEZAS ROCIO 136710

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x73 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Sale price: 2.900 €

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12 - JOSE PUENTE. Toros en el rio. Ref. 143310

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 55 x 46 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
 
Uno de los mejores pintores taurinos de la época sin lugar a dudas. José Puente, fallecido en Madrid a los 73 años. Jose Puente dedicó toda su vida a la pintura taurina hasta convertirse en una de las referencias clásicas. Nació en Medina del Campo en 1928, aunque se afincó en la localidad madrileña de Pinto hasta los 18 años. Sus inicios como diseñador gráfico y publicista pronto derivaron hacia la rama que le daría nombre y prestigio. Encontró en las calles más castizas del centro de Madrid y en los ruedos su escuela. Colaboró en la desaparecida revista El Ruedo, donde consiguió publicar su primera portada en 1948. Su nombre figura entre los más destacados artistas y cartelistas del siglo XX, como Roberto Domingo, Llopis o Reus. Heredó por derecho propio en las páginas de ABC, en 1981, la tradición de ilustrar las crónicas taurinas como en su día hicieron Marín y el maestro Casero. Sus pinturas, dotadas de un tremendo sabor popular, cuyo costumbrismo prologa en aquellas otras tan llenas de gracia que con su peculiar acento impresionista este maestro capata en la romeria del Rocio y en los mas insólitos rinciones de nuestra geografia flamenca y taurina, con la misma espontaneidad que con “cutaro trazos” resume en nuestras paginas los momentos estelares de la corrida del dia anterior. José Puente vivía en Madrid, en la famosa plaza de Santa Ana, pero su alma dormía en Sevilla, pintor que no faltaba a su cita en Sevilla en primavera, con su exposición se abre y se clausura una temporada taurina y una época en los lienzos de la Galería de Arte Sorolla. La pintura de Jose Puente es impresionista, “con vivencias propias”, ha bebido de las fuentes de los lienzos de Martinez de Leon, Roberto Domínguez, Monedero, Gonzalez Marcos o Antonio Casero. No obstante, la mejor imaginación de este pintor madrileño, es su propia imaginación.
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Sale price

800 €

Consult

12 - JOSE PUENTE. Toros en el rio. Ref. 143310

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 55 x 46 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
 
Uno de los mejores pintores taurinos de la época sin lugar a dudas. José Puente, fallecido en Madrid a los 73 años. Jose Puente dedicó toda su vida a la pintura taurina hasta convertirse en una de las referencias clásicas. Nació en Medina del Campo en 1928, aunque se afincó en la localidad madrileña de Pinto hasta los 18 años. Sus inicios como diseñador gráfico y publicista pronto derivaron hacia la rama que le daría nombre y prestigio. Encontró en las calles más castizas del centro de Madrid y en los ruedos su escuela. Colaboró en la desaparecida revista El Ruedo, donde consiguió publicar su primera portada en 1948. Su nombre figura entre los más destacados artistas y cartelistas del siglo XX, como Roberto Domingo, Llopis o Reus. Heredó por derecho propio en las páginas de ABC, en 1981, la tradición de ilustrar las crónicas taurinas como en su día hicieron Marín y el maestro Casero. Sus pinturas, dotadas de un tremendo sabor popular, cuyo costumbrismo prologa en aquellas otras tan llenas de gracia que con su peculiar acento impresionista este maestro capata en la romeria del Rocio y en los mas insólitos rinciones de nuestra geografia flamenca y taurina, con la misma espontaneidad que con “cutaro trazos” resume en nuestras paginas los momentos estelares de la corrida del dia anterior. José Puente vivía en Madrid, en la famosa plaza de Santa Ana, pero su alma dormía en Sevilla, pintor que no faltaba a su cita en Sevilla en primavera, con su exposición se abre y se clausura una temporada taurina y una época en los lienzos de la Galería de Arte Sorolla. La pintura de Jose Puente es impresionista, “con vivencias propias”, ha bebido de las fuentes de los lienzos de Martinez de Leon, Roberto Domínguez, Monedero, Gonzalez Marcos o Antonio Casero. No obstante, la mejor imaginación de este pintor madrileño, es su propia imaginación.
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Sale price: 800 €

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14 - LUIS DE PEREDA 142428

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 73 x 60 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
 
Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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Sale price

3.500 €

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14 - LUIS DE PEREDA 142428

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 73 x 60 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
 
Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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Sale price: 3.500 €

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19 - MANUEL FERNANDEZ. Patio con flores. Ref. 145643

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco 25 x 32 cms.
Óleo sobre tabla.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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600 €

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19 - MANUEL FERNANDEZ. Patio con flores. Ref. 145643

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco 25 x 32 cms.
Óleo sobre tabla.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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20 - F. CALABUIG. Niños en campo de amapolas. Ref. 142656

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco73 x 60 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nace en Albalat dels Jorells (Valencia) en 1946. En 1958 empieza su carrera artística. Pintor de formación autodidacta. Comienza a exponer su obra en 1973. Ha concurrido en certámenes de categoría nacional e internacional, donde sus obras se hallan colgadas en numerosas colecciones particulares y entidades oficiales de España y de coleccionistas de Estados Unidos y Europa. Calabuig es un pintor que ha encontrado su camino en los senderos del arte. Largos años de estudio y dedicación, una actitud de severa autocritica, una exigencia permanente hacia si mismo y su obra, han llevado a este artista al impresionismo y al paisaje. Un paisaje impresionsita de Calabuig es siempre una realización valiosa, una obra de arte gozosamente concebida, gestada con ilusión, y con esfuerzo y dolor alumbrada. Paisajes de matices infinitos, tierras ocres, rojizas, sienas, tierras en cultivo o en barbecho, mieses y rastrojos, amarillos y grises asentados sobre las tierras áridas, campos de tierra adentro, tierra de secano. Y a veces, como un milagro, el agua. Un río pedregroso, un arroyo en cuyas límpidas aguas se refleja el cielo y el paisaje. Y a su alrededor, el verde, masas de verdes en exuberancia de tonalidades cambiantes. Cuando el artista, satisfecho, nos muestra su creación, nos hallamos ante un lienzo de impecable cromatismo, dibujo suelto, fácil y valiente, muchas veces atrevido, mezcla esudiada de pincel y espátula que logra unos fundidos de gran efectismo. El conjunto es pues una obra plena, realización de un pintor que ha alcanzado la madurez creativa. El sendero de Calabuig es ya un hermoso y ancho camino que le conduce a la gran meta final de los mejores.
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950 €

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20 - F. CALABUIG. Niños en campo de amapolas. Ref. 142656

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco73 x 60 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nace en Albalat dels Jorells (Valencia) en 1946. En 1958 empieza su carrera artística. Pintor de formación autodidacta. Comienza a exponer su obra en 1973. Ha concurrido en certámenes de categoría nacional e internacional, donde sus obras se hallan colgadas en numerosas colecciones particulares y entidades oficiales de España y de coleccionistas de Estados Unidos y Europa. Calabuig es un pintor que ha encontrado su camino en los senderos del arte. Largos años de estudio y dedicación, una actitud de severa autocritica, una exigencia permanente hacia si mismo y su obra, han llevado a este artista al impresionismo y al paisaje. Un paisaje impresionsita de Calabuig es siempre una realización valiosa, una obra de arte gozosamente concebida, gestada con ilusión, y con esfuerzo y dolor alumbrada. Paisajes de matices infinitos, tierras ocres, rojizas, sienas, tierras en cultivo o en barbecho, mieses y rastrojos, amarillos y grises asentados sobre las tierras áridas, campos de tierra adentro, tierra de secano. Y a veces, como un milagro, el agua. Un río pedregroso, un arroyo en cuyas límpidas aguas se refleja el cielo y el paisaje. Y a su alrededor, el verde, masas de verdes en exuberancia de tonalidades cambiantes. Cuando el artista, satisfecho, nos muestra su creación, nos hallamos ante un lienzo de impecable cromatismo, dibujo suelto, fácil y valiente, muchas veces atrevido, mezcla esudiada de pincel y espátula que logra unos fundidos de gran efectismo. El conjunto es pues una obra plena, realización de un pintor que ha alcanzado la madurez creativa. El sendero de Calabuig es ya un hermoso y ancho camino que le conduce a la gran meta final de los mejores.
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23 - FERNANDO FERREIRA : EL SALVADOR 138680

Óleo sobre papel.
Medidas sin marco 50x36cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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750 €

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23 - FERNANDO FERREIRA : EL SALVADOR 138680

Óleo sobre papel.
Medidas sin marco 50x36cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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24 - JOSE PALOMAR : Caras 145341

Óleo sobre cartón.
Medidas sin marco 41x30 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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600 €

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24 - JOSE PALOMAR : Caras 145341

Óleo sobre cartón.
Medidas sin marco 41x30 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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25 - ANA DELGADO : LILA 144437

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 33x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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230 €

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25 - ANA DELGADO : LILA 144437

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 33x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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31 - JOSE ORTEGA : CORRALILLO DEL MURO 139553

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 60x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Hermosa pintura la de este artista sevillano, siempre fiel a sus propias raíces, que en cada una de sus exposiciones ofrece nuevas pruebas de esa nuestra geografía urbana para pintores, siempre igual pero distinta, ante cuyo espacio luminoso y lleno de color, José Ortega planta su caballete hasta arrancarle al paisaje, junto a su atmósfera apacible, la autenticidad de su carácter. Dotado de excelente oficio y exquisita sensibilidad, lo mismo penetra en el patio de un corral de vecinos - bellísima su visión de aquel del Muro de los Navarros- que en el nobilísimo de la Casa de Pilatos; igual se sitúa frente al Puente de Triana o las Iglesias de San Pablo y del Salvador- espléndida también, su perspectiva de la Plaza del Pan- que medita por los rincones del Parque de María Luisa y de ese otro más reducido e íntimo que es el jardín que en Mazagón rodea a la casita del también pintor Miguel Ballesta, su compañero y compadre, o inunda sus lienzos con la luz que baña de claridad a la Cruz del Mar, en Chipiona. Pero en un lugar u otro, en el ambiente urbano de la capital o en aquellos parajes de la Costa de la Luz, precisamente de la luz, aunque cambien los cielos y la gama de su cromatismo, la misma veracidad y belleza. Hermosa pintura, insistimos, apoyada en un dibujo muy constructivo y en la que, sin artificios innecesarios, los planos y las distancias son expresados por el propio color. Ese que, pese a su riqueza cromática, nunca es estridente, pues la mesurada paleta de Ortega lo suaviza con mimo, despojándolo de cualquier exceso o alarde superfluo. Aunque obsesionado por la captación del instante fugaz, del brillo irrepetible, todo en su pintura está medido y sentido con la misma armonía con que la atmósfera y la luz envuelve a los edificios y la vegetación que con tonalidades tan ajustadas y sombras tan adecuadamente matizadas el pintor traslada a los diecisiete óleos que componen esta sugestiva exposición. Nació en Sevilla; comenzó sus estudios a los doce años en la Escuela de artes y Oficios Artísticos y Bellas Artes, continuó en Madrid, a donde se trasladó, en la Escuela de San Fernando, y a la par que pintaba su obra propia copiaba en el Prado a los grandes maestros.
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800 €

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31 - JOSE ORTEGA : CORRALILLO DEL MURO 139553

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 60x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
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Hermosa pintura la de este artista sevillano, siempre fiel a sus propias raíces, que en cada una de sus exposiciones ofrece nuevas pruebas de esa nuestra geografía urbana para pintores, siempre igual pero distinta, ante cuyo espacio luminoso y lleno de color, José Ortega planta su caballete hasta arrancarle al paisaje, junto a su atmósfera apacible, la autenticidad de su carácter. Dotado de excelente oficio y exquisita sensibilidad, lo mismo penetra en el patio de un corral de vecinos - bellísima su visión de aquel del Muro de los Navarros- que en el nobilísimo de la Casa de Pilatos; igual se sitúa frente al Puente de Triana o las Iglesias de San Pablo y del Salvador- espléndida también, su perspectiva de la Plaza del Pan- que medita por los rincones del Parque de María Luisa y de ese otro más reducido e íntimo que es el jardín que en Mazagón rodea a la casita del también pintor Miguel Ballesta, su compañero y compadre, o inunda sus lienzos con la luz que baña de claridad a la Cruz del Mar, en Chipiona. Pero en un lugar u otro, en el ambiente urbano de la capital o en aquellos parajes de la Costa de la Luz, precisamente de la luz, aunque cambien los cielos y la gama de su cromatismo, la misma veracidad y belleza. Hermosa pintura, insistimos, apoyada en un dibujo muy constructivo y en la que, sin artificios innecesarios, los planos y las distancias son expresados por el propio color. Ese que, pese a su riqueza cromática, nunca es estridente, pues la mesurada paleta de Ortega lo suaviza con mimo, despojándolo de cualquier exceso o alarde superfluo. Aunque obsesionado por la captación del instante fugaz, del brillo irrepetible, todo en su pintura está medido y sentido con la misma armonía con que la atmósfera y la luz envuelve a los edificios y la vegetación que con tonalidades tan ajustadas y sombras tan adecuadamente matizadas el pintor traslada a los diecisiete óleos que componen esta sugestiva exposición. Nació en Sevilla; comenzó sus estudios a los doce años en la Escuela de artes y Oficios Artísticos y Bellas Artes, continuó en Madrid, a donde se trasladó, en la Escuela de San Fernando, y a la par que pintaba su obra propia copiaba en el Prado a los grandes maestros.
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32 - JUAN ROLDAN : Fuego 140951

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 65x54 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Juan Roldán: 1940 - 2014 Nacido en la localidad de El Viso del Alcor 1940. Recientemente fallecido en la capital andaluza a la edad de 74 años. El pintor se formó en Sevilla, en la Escuela de Artes y Oficios y trabajó sus primeros años en un gran almacén, por lo que su llegada al mundo del arte «fue tardía», según su amigo y también pintor Juan Valdés. Sus obras forman parte de importantes colecciones y se cuelga en entidades como Endesa, Telefónica, además de los Palacios de Dueñas y Liria de la Casa de Alba, en embajadas como la de España en Londres o la de España en la Unión Europea en Estrasburgo, el Palacio de Buckingham en Londres, entre otras. También poseen obras de Juan Roldán la familia Real Española, ya que tenía una entrañable amistad con la madre del Rey Juan Carlos I, a la que pintó abanicos y algunos paisajes. Persona muy enraizada con la ciudad del Guadalquivir, llegó a pintar carteles para casi todas las fiestas de Sevilla, con las que se sentía muy identificado. Juan Roldán confiesa también que «tenía una gran deuda con Sevilla porque es una ciudad que me lo ha dado todo». Así, además del apoyo que le han dado a lo largo de su carrera los medios de comunicación hispalenses, también recuerda con cariño haber ganado premios importantes. Su última muestra en Sevilla fue en el año 2013, cuando expuso algunas de sus pinturas en el Círculo Mercantil. Reconocía este artista que «tenía unos contratos con mi galería que no me permitían disponer de mi propia obra. Por eso rompí cariñosamente las relaciones. A partir de entonces vendo la obra que hago en mi estudio y me mantengo con eso». Eso hizo que en los últimos años preparara una exposición en la que ha seleccionó unas pinturas que reflejaban ese amor que tenía este pintor hacia el paisajismo. Recibió importantes premios como pintor, como el de la Real Maestranza de Caballería que obtuvo en el año 1993 y en 2001 le fue concedido el título de Hijo Predilecto de El Viso del Alcor, su localidad natal, donde tiene una calle rotulada con su nombre. Sobre sus paisajes, explica la decana de los galeristas de Sevilla, Magdalena Haurie, que «le obsesionaba la luz del sur, de los campos de Andalucía. Eso se veía perfectamente en sus cuadros donde abundaban los olivos, las encinas...». Haurie, que conoció sus primeros cuadros, explica que nunca se traicionó. «Ha sido fiel a ese tema hasta el final de sus días. Con su evolución, claro, pero fiel a si mismo siempre». Entrar en la realidad soñada que impera en las pinturas de Juan Roldán, implica escapar siempre hacia un mundo donde no existe la crispación que preside sin embargo la vida contemporánea. En el mundo de Juan Roldán no hay opresión, ni angustia, ni maximalismos condenatorios, ni códigos morales autoritarios. Por el contrario triunfa en sus composiciones siempre la estética de lo apacible y de lo melancólico. Y siempre también Roldan renuncia a la estridencia, a lo multitudinario, al agobio imperante en la realidad cotidiana. Algo fundamental se intuye siempre en las pinturas de Juan Roldán: el silencio. Un silencio que inunda en sus inmensos espacios, en sus placidas atmosferas, en las playas, en las dunas, en los caminos. Un silencio que inunda en sus inmensos espacios, en sus placidas atmosferas, en las playas, en las dunas, en los caminos. Un silencio que solo se interrumpe con el ruido del mar, el crepitar del fuego o el aleteo de una paloma. Un silencio que envuelve a las figuras fundiéndolas armoniosamente con el espíritu poético que impera en sus obras.
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2.400 €

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32 - JUAN ROLDAN : Fuego 140951

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 65x54 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Juan Roldán: 1940 - 2014 Nacido en la localidad de El Viso del Alcor 1940. Recientemente fallecido en la capital andaluza a la edad de 74 años. El pintor se formó en Sevilla, en la Escuela de Artes y Oficios y trabajó sus primeros años en un gran almacén, por lo que su llegada al mundo del arte «fue tardía», según su amigo y también pintor Juan Valdés. Sus obras forman parte de importantes colecciones y se cuelga en entidades como Endesa, Telefónica, además de los Palacios de Dueñas y Liria de la Casa de Alba, en embajadas como la de España en Londres o la de España en la Unión Europea en Estrasburgo, el Palacio de Buckingham en Londres, entre otras. También poseen obras de Juan Roldán la familia Real Española, ya que tenía una entrañable amistad con la madre del Rey Juan Carlos I, a la que pintó abanicos y algunos paisajes. Persona muy enraizada con la ciudad del Guadalquivir, llegó a pintar carteles para casi todas las fiestas de Sevilla, con las que se sentía muy identificado. Juan Roldán confiesa también que «tenía una gran deuda con Sevilla porque es una ciudad que me lo ha dado todo». Así, además del apoyo que le han dado a lo largo de su carrera los medios de comunicación hispalenses, también recuerda con cariño haber ganado premios importantes. Su última muestra en Sevilla fue en el año 2013, cuando expuso algunas de sus pinturas en el Círculo Mercantil. Reconocía este artista que «tenía unos contratos con mi galería que no me permitían disponer de mi propia obra. Por eso rompí cariñosamente las relaciones. A partir de entonces vendo la obra que hago en mi estudio y me mantengo con eso». Eso hizo que en los últimos años preparara una exposición en la que ha seleccionó unas pinturas que reflejaban ese amor que tenía este pintor hacia el paisajismo. Recibió importantes premios como pintor, como el de la Real Maestranza de Caballería que obtuvo en el año 1993 y en 2001 le fue concedido el título de Hijo Predilecto de El Viso del Alcor, su localidad natal, donde tiene una calle rotulada con su nombre. Sobre sus paisajes, explica la decana de los galeristas de Sevilla, Magdalena Haurie, que «le obsesionaba la luz del sur, de los campos de Andalucía. Eso se veía perfectamente en sus cuadros donde abundaban los olivos, las encinas...». Haurie, que conoció sus primeros cuadros, explica que nunca se traicionó. «Ha sido fiel a ese tema hasta el final de sus días. Con su evolución, claro, pero fiel a si mismo siempre». Entrar en la realidad soñada que impera en las pinturas de Juan Roldán, implica escapar siempre hacia un mundo donde no existe la crispación que preside sin embargo la vida contemporánea. En el mundo de Juan Roldán no hay opresión, ni angustia, ni maximalismos condenatorios, ni códigos morales autoritarios. Por el contrario triunfa en sus composiciones siempre la estética de lo apacible y de lo melancólico. Y siempre también Roldan renuncia a la estridencia, a lo multitudinario, al agobio imperante en la realidad cotidiana. Algo fundamental se intuye siempre en las pinturas de Juan Roldán: el silencio. Un silencio que inunda en sus inmensos espacios, en sus placidas atmosferas, en las playas, en las dunas, en los caminos. Un silencio que inunda en sus inmensos espacios, en sus placidas atmosferas, en las playas, en las dunas, en los caminos. Un silencio que solo se interrumpe con el ruido del mar, el crepitar del fuego o el aleteo de una paloma. Un silencio que envuelve a las figuras fundiéndolas armoniosamente con el espíritu poético que impera en sus obras.
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36 - LUIS DE PEREDA : LA FERIA 131169

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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6.500 €

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36 - LUIS DE PEREDA : LA FERIA 131169

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
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Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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37 - PABLO S. CHIAS : Pescadora en bajamar 145689

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 41X27 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días. A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras. Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta. En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales. Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.
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3.500 €

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37 - PABLO S. CHIAS : Pescadora en bajamar 145689

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 41X27 cms.
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Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días. A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras. Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta. En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales. Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.
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39 - FERNANDO FERREIRA : ESPERANZA DE TRIANA 136708

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x73 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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2.900 €

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39 - FERNANDO FERREIRA : ESPERANZA DE TRIANA 136708

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x73 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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40 - JOSE PALOMAR 145314

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 91 x 65 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Número de seguimiento para su control.
 
JOSE PALOMAR
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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40 - JOSE PALOMAR 145314

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 91 x 65 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
JOSE PALOMAR
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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46 - BENITO MORENO : Cabeza de caballo 145660

Pastel
Médidas sin marco 30x23 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
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BENITO MORENO. (SIGLO XX). Cabezas de caballos Pastel. Firmado en el angulo inferiol centro. - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 23 x 30 cm. Con marco 35 x 42 cms. Marco en madera decorada. Estado: Bueno. Fecha de nacimiento: 1940, Sevilla Fallecimiento: 8 de mayo de 2018, Sevilla Nace en sevilla en 1940. De padre pintor se inicia muy pronto en la técnica del dibujo y la afición por el arte. Con trece años se matricula en la Escuela de Arte y Oficio de Sevilla. Cursa los tres años y obtiene el primer premio al alcanzar el título. Ingresa en la Escuela Superior Santa Isabel de Sevilla en 1960. Viaja en 1962 a Francia donde acaba la carrera de Arte y se especializa en grabado, en la ciudad de Lorient. En 1968 es nombrado catedrático en dicha escuela y crea un taller de litografía, fotografía y dibujo. A partir de 1973 se especializa en el retrato y obtiene encargos que realiza en Francia, España, Inglaterra y Bélgica. Expone en Paris “ Galeria Hispalis”; Madrid “Galería Bética y Heller”; Sevilla “ Galería de Arte Sorolla” y en Inglaterra donde hay gran parte de sus obras. Está integrado en las más importantes colecciones españolas y francesas de realismo. Divide su actividad pictórica entre Paris y Sevilla. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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450 €

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46 - BENITO MORENO : Cabeza de caballo 145660

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Médidas sin marco 30x23 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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BENITO MORENO. (SIGLO XX). Cabezas de caballos Pastel. Firmado en el angulo inferiol centro. - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 23 x 30 cm. Con marco 35 x 42 cms. Marco en madera decorada. Estado: Bueno. Fecha de nacimiento: 1940, Sevilla Fallecimiento: 8 de mayo de 2018, Sevilla Nace en sevilla en 1940. De padre pintor se inicia muy pronto en la técnica del dibujo y la afición por el arte. Con trece años se matricula en la Escuela de Arte y Oficio de Sevilla. Cursa los tres años y obtiene el primer premio al alcanzar el título. Ingresa en la Escuela Superior Santa Isabel de Sevilla en 1960. Viaja en 1962 a Francia donde acaba la carrera de Arte y se especializa en grabado, en la ciudad de Lorient. En 1968 es nombrado catedrático en dicha escuela y crea un taller de litografía, fotografía y dibujo. A partir de 1973 se especializa en el retrato y obtiene encargos que realiza en Francia, España, Inglaterra y Bélgica. Expone en Paris “ Galeria Hispalis”; Madrid “Galería Bética y Heller”; Sevilla “ Galería de Arte Sorolla” y en Inglaterra donde hay gran parte de sus obras. Está integrado en las más importantes colecciones españolas y francesas de realismo. Divide su actividad pictórica entre Paris y Sevilla. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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47 - ENRIQUE PASTOR : "Ese Toro" 145619

Óleo sobre cartón.
Medidas sin marco 25x35 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
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Pintor autodidacta, con el privilegio de tener a un maestro cerca, su prpio padre igualmente ganado por la fiebre taurina y dedicado a esa misma expresión. Nacido en Madrid en 1953, desarrolla su personalidad pictórica a partid del año 1995, entrando de lleno a captar los secretos de las imágenes de la Fiesta, asombrando en estos momentos por la aceptación de la crítica y público en la última exposición de Barcelona. Con la atención siempre dispuesta a observar el toreo y con las ansias de plantear la composición a traves de la belleza más proxima y directa, Curro Romero, Rafael de Paula, César Rincón, Emilio Muñoz y El soro son algunos de lso modelso que inspiraron en algunos momento de la lidia sus obras más difundidas. Su riquísimo caudal recoge un presente histórico y estético conjuntamente; es decir, puede mostral el desarrollo del toreo con ejemplos tomados en visión directas en las plazas y campos ganaderos. Su técnica se preyecta principalmente a traves del acrílico, sin olvidar otros materiales como el pastel o la acuarela, los cuales han quedado a juicio de los organismos que han convocado importantes certámenes en una destacadísima consideración. Del año 1962 al 1968 convocado por la Plaza de Toros de Las Ventas, y así completa otras muchas distinciones en las diversas galerías en las que ha expuesto su obra. Más de quince exposiciones individuales definen su progreso continuo. Constancia y presencia con su divisa en los juegos de color, donde se barajan los dinamismos pictóricos del toreo, la razón y el modo de su pintura. El relieve que logra en las vibrantes suertes de la lidia tiene una continuidad delicada con las escenas camperas, en las cuales se conjuga a la perfección el paisaje con el ganado, los caballistas y los intérpretes de la tienda. “ ....por la mano del pintor, su paleta añade luz y el color como aportación de subjetividad estética, como creación propia a la creación del toreo, a la que el artista plástico se subordina para ilustrarla, ese es el mérito de Pastor. Nos hacía falta a los aficionados un pintor así. Con su modestia, con su calidad cromática” D. Lorenzo Berenguer Pintores y Escultores Taurinos”
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95 €

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47 - ENRIQUE PASTOR : "Ese Toro" 145619

Óleo sobre cartón.
Medidas sin marco 25x35 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
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Pintor autodidacta, con el privilegio de tener a un maestro cerca, su prpio padre igualmente ganado por la fiebre taurina y dedicado a esa misma expresión. Nacido en Madrid en 1953, desarrolla su personalidad pictórica a partid del año 1995, entrando de lleno a captar los secretos de las imágenes de la Fiesta, asombrando en estos momentos por la aceptación de la crítica y público en la última exposición de Barcelona. Con la atención siempre dispuesta a observar el toreo y con las ansias de plantear la composición a traves de la belleza más proxima y directa, Curro Romero, Rafael de Paula, César Rincón, Emilio Muñoz y El soro son algunos de lso modelso que inspiraron en algunos momento de la lidia sus obras más difundidas. Su riquísimo caudal recoge un presente histórico y estético conjuntamente; es decir, puede mostral el desarrollo del toreo con ejemplos tomados en visión directas en las plazas y campos ganaderos. Su técnica se preyecta principalmente a traves del acrílico, sin olvidar otros materiales como el pastel o la acuarela, los cuales han quedado a juicio de los organismos que han convocado importantes certámenes en una destacadísima consideración. Del año 1962 al 1968 convocado por la Plaza de Toros de Las Ventas, y así completa otras muchas distinciones en las diversas galerías en las que ha expuesto su obra. Más de quince exposiciones individuales definen su progreso continuo. Constancia y presencia con su divisa en los juegos de color, donde se barajan los dinamismos pictóricos del toreo, la razón y el modo de su pintura. El relieve que logra en las vibrantes suertes de la lidia tiene una continuidad delicada con las escenas camperas, en las cuales se conjuga a la perfección el paisaje con el ganado, los caballistas y los intérpretes de la tienda. “ ....por la mano del pintor, su paleta añade luz y el color como aportación de subjetividad estética, como creación propia a la creación del toreo, a la que el artista plástico se subordina para ilustrarla, ese es el mérito de Pastor. Nos hacía falta a los aficionados un pintor así. Con su modestia, con su calidad cromática” D. Lorenzo Berenguer Pintores y Escultores Taurinos”
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50 - JOSE MARIA MENACHO : MORA EN LA PLAYA 142317

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
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Discípulo del gran maestro Manuel Monedero, que a su vez fue discípulo del gran Ressendi. Dicen que posiblemente Menacho pueda ser hijo no declarado del mismísimo Ressendi, dadas las estrechas relaciones que tuvieron desde su niñez. Sin lugar a dudas su pintura está fuertemente influenciada por el gran maestro. Menacho pinta la realidad como si de un mago se tratara, pues algo de magia debe haber en esas representaciones fragmentadas de lo que en naturaleza no existe. O, al menos no se encuentra con la fuerza expresiva del color y el desgarro con que arrastra la materia pictórica sobre el lienzo; ni sus formas se muestran del modo sintetico con que el sabe expresarlas. Materia y color que confieren vitalidad a sus espacio creativo y síntesis formal que busca lo esencial de las cosas. En sus obras encontramos parcelas de realidad que ni en la realidad existen. El color es su pintura materia generosa que gana fuerza expresiva, que se materializa a veces en fuertes empastes que aumentan su vigor por la proximidad del complementario. La luz es una explosión de materia o apenas un susurro diluido en la inmaterialidad de la penumbra. Utiliza con singular destreza un amplio repertorio de recursos expresivos, que le permiten adecuar la materia al objetivo global de cada una de sus obras. Dibujado con agilidad por medio de empastes o dejando entrever los trazos de unas formas apenas bosquejadas.
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2.000 €

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50 - JOSE MARIA MENACHO : MORA EN LA PLAYA 142317

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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Discípulo del gran maestro Manuel Monedero, que a su vez fue discípulo del gran Ressendi. Dicen que posiblemente Menacho pueda ser hijo no declarado del mismísimo Ressendi, dadas las estrechas relaciones que tuvieron desde su niñez. Sin lugar a dudas su pintura está fuertemente influenciada por el gran maestro. Menacho pinta la realidad como si de un mago se tratara, pues algo de magia debe haber en esas representaciones fragmentadas de lo que en naturaleza no existe. O, al menos no se encuentra con la fuerza expresiva del color y el desgarro con que arrastra la materia pictórica sobre el lienzo; ni sus formas se muestran del modo sintetico con que el sabe expresarlas. Materia y color que confieren vitalidad a sus espacio creativo y síntesis formal que busca lo esencial de las cosas. En sus obras encontramos parcelas de realidad que ni en la realidad existen. El color es su pintura materia generosa que gana fuerza expresiva, que se materializa a veces en fuertes empastes que aumentan su vigor por la proximidad del complementario. La luz es una explosión de materia o apenas un susurro diluido en la inmaterialidad de la penumbra. Utiliza con singular destreza un amplio repertorio de recursos expresivos, que le permiten adecuar la materia al objetivo global de cada una de sus obras. Dibujado con agilidad por medio de empastes o dejando entrever los trazos de unas formas apenas bosquejadas.
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53 - JOSE PALOMAR : Arco del Postigo 145344

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 56x46 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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1.600 €

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53 - JOSE PALOMAR : Arco del Postigo 145344

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 56x46 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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54 - JOSE GONZALEZ : El Cachorro 140069

Acuarela sobre cartulina.
Medidas sin marco 90x55 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nació en el viso de los pedroches (Córdoba), en 1974 cuando tenía doce años su familia se trasladó a Sevilla, dónde vive estudia y se forma como pintor y donde alcanza gran notoriedad pública a través de los múltiples éxitos y premios cosechados y del bien ganado reconocimiento de su maestra obra pictórica. José González es uno de los grandes maestros de la pintura sevillana. Su extraordinario lenguaje pictórico se ha ido perfilando poco a poco hasta alcanzar esa personal fuerza de pureza expresiva y colorista, llena de exquisita sensibilidad comunicativa, que hoy se le reconoce públicamente no sólo en Sevilla y toda Andalucía, sino también a nivel nacional. Depurado maestro en el dominio del óleo, el pastel, el temple y la cerámica, destaca y sobresale, en grado de singular excelencia , en el arte de la acuarela donde alcanza el pináculo de esa perfección que sólo logran unos pocos elegidos. José González, maestro de maestros, ha logrado ensamblar y transmitir, desde lo más profundo de su alma y de su percepción sevillana, todo un mundo de sensaciones pictóricas, de puro clasicismo costumbrista, pero con una temática tan personal que hacen sus obras irrepetibles. Hay pintores que ven el mundo desde su corazón, que es la ciudad en la que viven, y vivir, siempre, es amar, recordar, esperar, querer, temer. Ver el mundo a través de ciudad en que su sensibilidad se origina es tener ya mucho adelantado para expresar el mundo, para proponerlo como un paradigma, como un microcosmos desde el que se alcanza la total visión de un proyecto plástico, de un estilo. Así lo sintieron e hicieron Vermeer desde Delft, Utrillo desde Paris, Solana desde Madrid, Romero de Torres desde Córdoba, Alfonso Grosso desde los recoletos conventos sevillanos. Y ahora, José González, cuya imagen del mundo es su imagen de Sevilla, con cuanto ésta tiene de memoria en nuestros ojos y en su historia cotidiana. Empresa nada fácil precisamente por la familiaridad de las imágenes, a las que no es posible vulnerar, pero si que recrear actualizándolas, poniéndolas al día sin restarles cuanto amamos en ellas, todo lo que heredaron y lo que transmitirán. La ciudad única se ofrece , plena de su mágica noticia, en la obra de este pintor de brillante paleta y poético costumbrismo. La ciudad y las gentes que cobija, elegidas por el pintor entre las menos emblematizadas por el folclore, pero que tan definidoras son del ser sevillano, andaluz. La obra de José González es una luminosa ventana abierta a un mundo inmarcesible en las evocaciones de los ojos del mundo.
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3.500 €

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54 - JOSE GONZALEZ : El Cachorro 140069

Acuarela sobre cartulina.
Medidas sin marco 90x55 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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Nació en el viso de los pedroches (Córdoba), en 1974 cuando tenía doce años su familia se trasladó a Sevilla, dónde vive estudia y se forma como pintor y donde alcanza gran notoriedad pública a través de los múltiples éxitos y premios cosechados y del bien ganado reconocimiento de su maestra obra pictórica. José González es uno de los grandes maestros de la pintura sevillana. Su extraordinario lenguaje pictórico se ha ido perfilando poco a poco hasta alcanzar esa personal fuerza de pureza expresiva y colorista, llena de exquisita sensibilidad comunicativa, que hoy se le reconoce públicamente no sólo en Sevilla y toda Andalucía, sino también a nivel nacional. Depurado maestro en el dominio del óleo, el pastel, el temple y la cerámica, destaca y sobresale, en grado de singular excelencia , en el arte de la acuarela donde alcanza el pináculo de esa perfección que sólo logran unos pocos elegidos. José González, maestro de maestros, ha logrado ensamblar y transmitir, desde lo más profundo de su alma y de su percepción sevillana, todo un mundo de sensaciones pictóricas, de puro clasicismo costumbrista, pero con una temática tan personal que hacen sus obras irrepetibles. Hay pintores que ven el mundo desde su corazón, que es la ciudad en la que viven, y vivir, siempre, es amar, recordar, esperar, querer, temer. Ver el mundo a través de ciudad en que su sensibilidad se origina es tener ya mucho adelantado para expresar el mundo, para proponerlo como un paradigma, como un microcosmos desde el que se alcanza la total visión de un proyecto plástico, de un estilo. Así lo sintieron e hicieron Vermeer desde Delft, Utrillo desde Paris, Solana desde Madrid, Romero de Torres desde Córdoba, Alfonso Grosso desde los recoletos conventos sevillanos. Y ahora, José González, cuya imagen del mundo es su imagen de Sevilla, con cuanto ésta tiene de memoria en nuestros ojos y en su historia cotidiana. Empresa nada fácil precisamente por la familiaridad de las imágenes, a las que no es posible vulnerar, pero si que recrear actualizándolas, poniéndolas al día sin restarles cuanto amamos en ellas, todo lo que heredaron y lo que transmitirán. La ciudad única se ofrece , plena de su mágica noticia, en la obra de este pintor de brillante paleta y poético costumbrismo. La ciudad y las gentes que cobija, elegidas por el pintor entre las menos emblematizadas por el folclore, pero que tan definidoras son del ser sevillano, andaluz. La obra de José González es una luminosa ventana abierta a un mundo inmarcesible en las evocaciones de los ojos del mundo.
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Sale price: 3.500 €

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55 - FERNANDO FERREIRA : CALLEJON DEL AGUA 138824

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x54cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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55 - FERNANDO FERREIRA : CALLEJON DEL AGUA 138824

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x54cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Sale price: 1.500 €

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57 - ROBERTO MICHEL. Bodegón cristales y porcelanas. Ref. 140859

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
 
En los ambientes artísticos de la floreciente Barcelona era de bien conocido y admirado el talento y maestria de Roberto Michel. La grandiosa equilibrada composición de sus bodegones, ricos en matices y detalles ha sido premiado en numerosos y prestigiosos concursos y certámenes de pintura de nivel nacional e internacional. La considerada crítica y su buen hacer le han abierto las puertas de las más prestigiosas galerías de Cataluña donde expone regularmente y con enorme éxito sus obras que pasan a adornar los elegantes palacios y residencias de la sociedad catalana. Michel es uno de los pintores contemporáneos mas prometedores de nuestro tiempo. Es reflejo del buen gusto y la pulsación dinamica que se unen en la expresión de sus obras que nos trasladan a la mas pura realidad. Realista porque lo que existe en sus composiciones tiene el plapito de la expresión mas vivaz. El realismo es una actiud mental y visual que traspasa lo aparaente para adentrarse en lo que hay tras suyo para revelarnos su verdad. Cuida el color con sus contrastes y coordinados provocando una agradable visión al contemplar sus flores de cuya perfecta expresión nos insinúan los frescos aromas que tanto nos atraen. Es puente entre la materia y el espíritu, es una concentración entre dos fuerzas que por una parte permanecen y por la otra se liberan. Es capaz con su trazo delicado y perfecto reflejar los detalles más extraordinarios como podemos apreciar en sus más que perfectos bodegones, armoniosos y dinámicos capaces de esconder curiosos y sorprendentes detalles cada vez que queramos detenernos a contemplar la singular obra de este artista, difícil de imitar. Sus obras nos inducen a soslayar presente, pasado y futuro. Obra que siempre será pues de nuestro presente.
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Sale price

350 €

Consult

57 - ROBERTO MICHEL. Bodegón cristales y porcelanas. Ref. 140859

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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En los ambientes artísticos de la floreciente Barcelona era de bien conocido y admirado el talento y maestria de Roberto Michel. La grandiosa equilibrada composición de sus bodegones, ricos en matices y detalles ha sido premiado en numerosos y prestigiosos concursos y certámenes de pintura de nivel nacional e internacional. La considerada crítica y su buen hacer le han abierto las puertas de las más prestigiosas galerías de Cataluña donde expone regularmente y con enorme éxito sus obras que pasan a adornar los elegantes palacios y residencias de la sociedad catalana. Michel es uno de los pintores contemporáneos mas prometedores de nuestro tiempo. Es reflejo del buen gusto y la pulsación dinamica que se unen en la expresión de sus obras que nos trasladan a la mas pura realidad. Realista porque lo que existe en sus composiciones tiene el plapito de la expresión mas vivaz. El realismo es una actiud mental y visual que traspasa lo aparaente para adentrarse en lo que hay tras suyo para revelarnos su verdad. Cuida el color con sus contrastes y coordinados provocando una agradable visión al contemplar sus flores de cuya perfecta expresión nos insinúan los frescos aromas que tanto nos atraen. Es puente entre la materia y el espíritu, es una concentración entre dos fuerzas que por una parte permanecen y por la otra se liberan. Es capaz con su trazo delicado y perfecto reflejar los detalles más extraordinarios como podemos apreciar en sus más que perfectos bodegones, armoniosos y dinámicos capaces de esconder curiosos y sorprendentes detalles cada vez que queramos detenernos a contemplar la singular obra de este artista, difícil de imitar. Sus obras nos inducen a soslayar presente, pasado y futuro. Obra que siempre será pues de nuestro presente.
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Sale price: 350 €

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71 - FERNANDO FERREIRA : Bodegón 135503

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75)..
 
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2.500 €

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71 - FERNANDO FERREIRA : Bodegón 135503

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75)..
 
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72 - MARIO DIAZ : TORO 142354

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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950 €

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72 - MARIO DIAZ : TORO 142354

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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73 - JOSE PALOMAR : BODEGON DE FLORES 142576

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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3.000 €

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73 - JOSE PALOMAR : BODEGON DE FLORES 142576

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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74 - ANA DELGADO : Jarron rojo 145598

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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950 €

Consult

74 - ANA DELGADO : Jarron rojo 145598

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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Sale price: 950 €

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78 - PABLO S. CHIAS : FIGURA DE FRAILE 140431

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 60x45 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días. A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras. Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta. En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales. Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.
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4.900 €

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78 - PABLO S. CHIAS : FIGURA DE FRAILE 140431

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 60x45 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días. A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras. Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta. En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales. Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.
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79 - JOSE PALOMAR : Figura de Virgen 145325

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 25x18 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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400 €

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79 - JOSE PALOMAR : Figura de Virgen 145325

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 25x18 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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80 - MARIO DIAZ : Caballo Cartujano 145074

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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1.200 €

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80 - MARIO DIAZ : Caballo Cartujano 145074

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x50 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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81 - ANA DELGADO : Jarron azul 145599

Óleo sobre lienzo
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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950 €

Consult

81 - ANA DELGADO : Jarron azul 145599

Óleo sobre lienzo
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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82 - PABLO S. CHIAS : CABEZA DE MUJER ORIENTALISTA 144036

Oil on canvas.
Dimensions without frame 41x33 cm.
CERTIFIED work art and ready to hang.
Decorated wood frame.
Magnificent condition.
 
Professional packing.
Tracking number for your control.
 
Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
.

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4.000 €

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82 - PABLO S. CHIAS : CABEZA DE MUJER ORIENTALISTA 144036

Oil on canvas.
Dimensions without frame 41x33 cm.
CERTIFIED work art and ready to hang.
Decorated wood frame.
Magnificent condition.
 
Professional packing.
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Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
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83 - ALFRED PIETERCELIE : Vista de Puerto 145662

Óleo sobre tabla
Médidas sin marco 35x34 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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ALFRED PIETERCELIE (Siglo XIX) - Vista de Puerto Óleo sobre tabla - Firmado y fechado (1924), en el angulo inferior derecho - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 35 x 34 cm. Con marco 44 x 32 cms. Magnifico marco en madera decorada. Estado: Muy bueno. Hermosa obra colorida fauvista de Alfred Pietercelie. La pintura está en muy buen estado. Viene con marco original. Alfred Pietercelie (Amberes 1879 - Jette / Bruselas 1955): Fue pintor y decorador. Estudió (1893-1900) en las Academias de Amberes, Bruselas y Anderlecht. Realizó su primera exposición en 1917 con el grupo "L'Oeuvre Nouvelle". Fue llamado 'artista paisajista nacido natural' por los críticos de arte y alabado por la poesía en su trabajo. Encontró su inspiración en Bruselas y más tarde también en el área de Ourthe. También experimentó a menudo (onirismo, influencia del surrealismo y divisionismo). Se instaló en 1936 en Jette y fundó el Art Circle 'Jecta', que todavía está activo hoy (primera exposición en septiembre de 1939 en el ayuntamiento de Jette). Siguió siendo el presidente de este círculo de arte hasta su muerte. Artistas como Jan Verdoodt, Jacques Dormont y René Magritte fueron miembros. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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900 €

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83 - ALFRED PIETERCELIE : Vista de Puerto 145662

Óleo sobre tabla
Médidas sin marco 35x34 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Número de seguimiento para su control.
 
ALFRED PIETERCELIE (Siglo XIX) - Vista de Puerto Óleo sobre tabla - Firmado y fechado (1924), en el angulo inferior derecho - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 35 x 34 cm. Con marco 44 x 32 cms. Magnifico marco en madera decorada. Estado: Muy bueno. Hermosa obra colorida fauvista de Alfred Pietercelie. La pintura está en muy buen estado. Viene con marco original. Alfred Pietercelie (Amberes 1879 - Jette / Bruselas 1955): Fue pintor y decorador. Estudió (1893-1900) en las Academias de Amberes, Bruselas y Anderlecht. Realizó su primera exposición en 1917 con el grupo "L'Oeuvre Nouvelle". Fue llamado 'artista paisajista nacido natural' por los críticos de arte y alabado por la poesía en su trabajo. Encontró su inspiración en Bruselas y más tarde también en el área de Ourthe. También experimentó a menudo (onirismo, influencia del surrealismo y divisionismo). Se instaló en 1936 en Jette y fundó el Art Circle 'Jecta', que todavía está activo hoy (primera exposición en septiembre de 1939 en el ayuntamiento de Jette). Siguió siendo el presidente de este círculo de arte hasta su muerte. Artistas como Jan Verdoodt, Jacques Dormont y René Magritte fueron miembros. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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86 - MANUEL FERNANDEZ 145644

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 25 x 32 cms.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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MANUEL FERNANDEZ GARCIA
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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500 €

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86 - MANUEL FERNANDEZ 145644

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 25 x 32 cms.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
MANUEL FERNANDEZ GARCIA
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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89 - PABLO S. CHIAS : Mariscadora 145694

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 81X65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días.

A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras.
Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta.

En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales.
Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.


Porque mi faceta del arte no es la crítica, me resulta difícil expresar por escrito los sentimientos ante esta obra siendo la propia creación la auténtica forma de expresión directa que todos nosotros conocemos. En cualquier caso es norma actual hacer comentarios y críticas entre nosotros mismos. Más en esta ocasión, lo hago con gran agrado de mi buen amigo y compañero PABLO S. CHIAS, a quien siempre dignificaba la ponderación de la obra ajena y valora lo externo en generosa medida.
En sus temas aparecen personajes y actitudes que recuerdan al luminoso levante, figuras magistralmente contrastadas por la luz que hace surgir personajes dentro de una estética compositiva y colorista, cuyos modelos nacen de su entorno más cercano, y frecuentes viajes al Mogreb.
La configuración de su obra invita tanto al conocimiento de la técnica del bien hacer como al contenido temático.
Estas facultades extraordinarias han sido logradas a través de la constancia y de su espíritu investigador; Persona tan querida por su arte y comportamiento humano recibe estos dones de manera natural.
Por mi parte, y a mucho más, me queda congratularme de sus éxitos en este apasionado camino del arte, cuya magia encierra lo complejo del mundo de la creatividad.

Francisco Borrás
Catedrático de la Facultad de Bellas Artes
Universidad de Sevilla


La pintura es básicamente un homenaje a la luz. Sin luminosidad no existe la pintura. La oscuridad es la negación del color. En ese sentido la búsqueda de la luz del sur es siempre un anhelo para los pintores. Los contrastes de colores creados por la luz cenital fluyen en escalas ascendentes y descendentes desde el levante hasta el poniente. Toda una gama de colores y un fugaz, aunque intemporal, desarrollo de luces y sombras. Ahí nace la pintura. Pero CHIA, con ese innegable virtuosismo para captar el destello cromático del paisaje iluminado, no se queda en la impersonal reproducción mimética del paisaje. Para el nada es la naturaleza sin la presencia humana. Una presencia humana que el pintor busca no en una situación ficticia, sino en la comunión real y primigenia de la naturaleza y el ser humano.
ANTIQUARIA
 
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12.000 €

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89 - PABLO S. CHIAS : Mariscadora 145694

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 81X65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Pablo Segarra Chías. Nace en Sevilla el 4 de Noviembre de 1945. Desde muy corta edad muestra gran interés por el dibujo y por toda la representación plástica - artística que llegaba a sus manos. Pinta su primer cuadro a los 7 años de edad, comenzaba así una trayectoria de vocación y esfuerzos que llevan hasta nuestros días.

A principios de los sesenta se matricula en la escuela de arte y oficios artísticos de Sevilla, asistiendo a tres cursos de dibujo artístico, con alta calificación y aprovechamiento. A continuación asiste como copista al Museo Provincial de Sevilla, teniendo como director al conocido Alfonso Grosso, realizando copias de Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil y otros muchos y variados artistas, que nutrían las ansias por aprender todo lo que estos autores nos regalan desde sus obras.
Con esta base y decantándose por una pintura realista y luminosa, se hace de una clientela que solicita sus obras para su venta, por distintos canales entre ellos en el mundo de la subasta.

En 1985 expone por primera vez en Sevilla en la sala Sadartys, en años posteriores en León, Palma de Mallorca y en la sala Durán de Madrid en varias ocasiones. También participa en diversas ferias de arte y certámenes internacionales.
Actualmente sus obras están representadas en distintos países de Europa, América y el continente asiático.


Porque mi faceta del arte no es la crítica, me resulta difícil expresar por escrito los sentimientos ante esta obra siendo la propia creación la auténtica forma de expresión directa que todos nosotros conocemos. En cualquier caso es norma actual hacer comentarios y críticas entre nosotros mismos. Más en esta ocasión, lo hago con gran agrado de mi buen amigo y compañero PABLO S. CHIAS, a quien siempre dignificaba la ponderación de la obra ajena y valora lo externo en generosa medida.
En sus temas aparecen personajes y actitudes que recuerdan al luminoso levante, figuras magistralmente contrastadas por la luz que hace surgir personajes dentro de una estética compositiva y colorista, cuyos modelos nacen de su entorno más cercano, y frecuentes viajes al Mogreb.
La configuración de su obra invita tanto al conocimiento de la técnica del bien hacer como al contenido temático.
Estas facultades extraordinarias han sido logradas a través de la constancia y de su espíritu investigador; Persona tan querida por su arte y comportamiento humano recibe estos dones de manera natural.
Por mi parte, y a mucho más, me queda congratularme de sus éxitos en este apasionado camino del arte, cuya magia encierra lo complejo del mundo de la creatividad.

Francisco Borrás
Catedrático de la Facultad de Bellas Artes
Universidad de Sevilla


La pintura es básicamente un homenaje a la luz. Sin luminosidad no existe la pintura. La oscuridad es la negación del color. En ese sentido la búsqueda de la luz del sur es siempre un anhelo para los pintores. Los contrastes de colores creados por la luz cenital fluyen en escalas ascendentes y descendentes desde el levante hasta el poniente. Toda una gama de colores y un fugaz, aunque intemporal, desarrollo de luces y sombras. Ahí nace la pintura. Pero CHIA, con ese innegable virtuosismo para captar el destello cromático del paisaje iluminado, no se queda en la impersonal reproducción mimética del paisaje. Para el nada es la naturaleza sin la presencia humana. Una presencia humana que el pintor busca no en una situación ficticia, sino en la comunión real y primigenia de la naturaleza y el ser humano.
ANTIQUARIA
 
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Sale price: 12.000 €

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93 - MANUEL FERNANDEZ : Casas blancas (Grazalema) 145642

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 32x40 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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700 €

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93 - MANUEL FERNANDEZ : Casas blancas (Grazalema) 145642

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 32x40 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Manuel Fernández García, pintor costumbrista Español, nacido en la calle Bogas del barrio de San Felipe, el 29 de diciembre de 1927. Los temas de sus cuadros son de estilo costumbrista con temas de pueblos y paisajes campesinos de España. En sus primeros recuerdos están su única hermana, Dolores, y sus padres. En 1922 el padre había abierto una tienda de tejidos en un inmueble adosado a la Puerta de Sevilla. Él se crio en la tienda, aunque de los vecinos de San Felipe se acuerda con cariño, como si fueran parte de su familia. Su bisabuelo paterno fue un pintor decimonónico de temas religiosos, aunque se le conoce un paisaje de desierto en un cuadro sobre Los Reyes Magos. Firmaba sus obras con el apellido Pérez. Tuvo un hijo que también fue pintor y firmaba Pérez Hurtado. Entre estos ascendientes artistas hay otro pintor en la familia, llamado Juan de la Cruz, que murió en el manicomio de Sevilla, donde al parecer había cuadros de él. En el colegio del convento de las dominicas de Madre de Dios dibujaba. Sus compañeros de párvulos le servían de modelos. Dibujaba a los niños cuando los castigaban a estar de rodillas o contra la pared. Es el recuerdo más remoto del artista con la pintura. Empezó el bachillerato como alumno interno en el colegio de San Hermenegildo de Dos Hermanas, que regían los terciarios capuchinos, aunque no llegó a terminarlo ya que le hizo falta a su padre en la tienda. En San Hermenegildo, entre las asignaturas que se impartían estaban el dibujo artístico y el dibujo técnico. El tiralíneas no le gustaba; dibujar tuercas, tornillos o pernos, no era lo suyo. El almacén de la tienda de su padre, situado en la parte superior, se convirtió en el lugar donde José Arpa Perea guardaba sus caballetes, lienzos, óleos, pinceles y otros enseres. Allí trabajaba todos los días menos los domingos este conocido pintor de la época. Uno de éstos, Manuel, sin licencia de aquél, cogió algunos tubos de óleo y una tablita que había quedado preparada y sobre ella pintó un cuadrito desde su azotea de la Torre de San Felipe. Así realizó su primera pintura al óleo. A Arpa le gustó, y no tuvo que reprocharle nada por su atrevimiento, sino todo lo contrario. Manuel salió una infinidad de veces con Arpa a pintar, porque entonces se pintaba todo del natural, unas veces buscando vistas de la vega o desde ésta de los escarpes del alcor, y otras buscando patios o plazuelas. Poco tiempo después no tuvo inconveniente el padre de Manuel para que el almacén, que estaba vacío de géneros en aquellos años cuarenta de escasez y posguerra, sirviera como primer estudio del hijo, durante muchas temporadas compartido con Arpa. Como don José y Manuel pasaban mucho tiempo juntos, Rafael, el farmacéutico, les decía: «ya vienen el maestro y el discípulo» y Arpa, que tenía 90 años, contestaba: «No, no; somos amigos». El discípulo recuerda que el maestro le daba muchos consejos. Cuando ponía a su vista algún trabajo él nunca decía «Esto no es así», sino «Yo lo hubiera interpretado de esta forma». Lo evoca como un ser estupendo, generoso y muy ameno que le obligaba, le corregía sin dejar de ser grato lo que provocaba en Manuel que creciera su entusiasmo por la percepción pictórica de la realidad de José Arpa, por esa concreta mirada del mundo: una tradición plástica a la que Manuel Fernández García se anudó de manera sencillamente natural y que ha continuado con una obra que en calidad y cantidad le acredita como legatario cimero y leal, y como representante indiscutible, del paisajismo andaluz desde el último tercio del siglo XIX. A lo largo de toda su larga vida no ha tenido necesidad de salir mucho de Carmona, y aunque en el estudio de su centenaria casa haya sido donde ha aplicado su colorido y ejecutado sus cuadros sobre su ciudad y sobre cualquier otro paisaje, donde también ha dado vida a los pueblos blancos de la sierra gaditana, a Cádiz, a Jerez de la Frontera, a Sanlúcar de Barrameda… Su obra está repartida por toda España y por otros países como Alemania, Méjico, Estados Unidos o Japón. El pintor guarda una intensa memoria de su relación pictórica con Grazalema, representada en multitud de sus obras. También los rincones de los paisajes rondeños o los pueblecitos de la Alpujarra han sido llevados a sus lienzos, tablas o papeles, al óleo o a la acuarela. Nunca ha viajado al extranjero por razón de la pintura, aunque en los viajes que ha hecho dedicara gran parte del tiempo a visitar museos. En Venecia quedó cautivado por la belleza de la ciudad y hechizado por los palacios y los canales, por San Marcos y por La Academia. A su regreso empezó a pintar cuadros sobre la Serenísima para una exposición que nunca pudo inaugurarse porque los visitantes del taller que iban descubriéndolos los adquirían. Lo ha vendido todo porque ha tenido muchos clientes. Jamás ha organizado una exposición y siempre los galeristas que han expuesto obras suyas, previamente le han comprado las pinturas.
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Sale price: 700 €

Consult

94 - JOSE GONZALEZ : Torero 145655

Acuarela sobre cartulina
Médidas sin marco 72x98 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nació en el viso de los pedroches (Córdoba), en 1974 cuando tenía doce años su familia se trasladó a Sevilla, dónde vive estudia y se forma como pintor y donde alcanza gran notoriedad pública a través de los múltiples éxitos y premios cosechados y del bien ganado reconocimiento de su maestra obra pictórica. José González es uno de los grandes maestros de la pintura sevillana. Su extraordinario lenguaje pictórico se ha ido perfilando poco a poco hasta alcanzar esa personal fuerza de pureza expresiva y colorista, llena de exquisita sensibilidad comunicativa, que hoy se le reconoce públicamente no sólo en Sevilla y toda Andalucía, sino también a nivel nacional. Depurado maestro en el dominio del óleo, el pastel, el temple y la cerámica, destaca y sobresale, en grado de singular excelencia , en el arte de la acuarela donde alcanza el pináculo de esa perfección que sólo logran unos pocos elegidos. José González, maestro de maestros, ha logrado ensamblar y transmitir, desde lo más profundo de su alma y de su percepción sevillana, todo un mundo de sensaciones pictóricas, de puro clasicismo costumbrista, pero con una temática tan personal que hacen sus obras irrepetibles. Hay pintores que ven el mundo desde su corazón, que es la ciudad en la que viven, y vivir, siempre, es amar, recordar, esperar, querer, temer. Ver el mundo a través de ciudad en que su sensibilidad se origina es tener ya mucho adelantado para expresar el mundo, para proponerlo como un paradigma, como un microcosmos desde el que se alcanza la total visión de un proyecto plástico, de un estilo. Así lo sintieron e hicieron Vermeer desde Delft, Utrillo desde Paris, Solana desde Madrid, Romero de Torres desde Córdoba, Alfonso Grosso desde los recoletos conventos sevillanos. Y ahora, José González, cuya imagen del mundo es su imagen de Sevilla, con cuanto ésta tiene de memoria en nuestros ojos y en su historia cotidiana. Empresa nada fácil precisamente por la familiaridad de las imágenes, a las que no es posible vulnerar, pero si que recrear actualizándolas, poniéndolas al día sin restarles cuanto amamos en ellas, todo lo que heredaron y lo que transmitirán. La ciudad única se ofrece , plena de su mágica noticia, en la obra de este pintor de brillante paleta y poético costumbrismo. La ciudad y las gentes que cobija, elegidas por el pintor entre las menos emblematizadas por el folclore, pero que tan definidoras son del ser sevillano, andaluz. La obra de José González es una luminosa ventana abierta a un mundo inmarcesible en las evocaciones de los ojos del mundo.
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2.000 €

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94 - JOSE GONZALEZ : Torero 145655

Acuarela sobre cartulina
Médidas sin marco 72x98 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Nació en el viso de los pedroches (Córdoba), en 1974 cuando tenía doce años su familia se trasladó a Sevilla, dónde vive estudia y se forma como pintor y donde alcanza gran notoriedad pública a través de los múltiples éxitos y premios cosechados y del bien ganado reconocimiento de su maestra obra pictórica. José González es uno de los grandes maestros de la pintura sevillana. Su extraordinario lenguaje pictórico se ha ido perfilando poco a poco hasta alcanzar esa personal fuerza de pureza expresiva y colorista, llena de exquisita sensibilidad comunicativa, que hoy se le reconoce públicamente no sólo en Sevilla y toda Andalucía, sino también a nivel nacional. Depurado maestro en el dominio del óleo, el pastel, el temple y la cerámica, destaca y sobresale, en grado de singular excelencia , en el arte de la acuarela donde alcanza el pináculo de esa perfección que sólo logran unos pocos elegidos. José González, maestro de maestros, ha logrado ensamblar y transmitir, desde lo más profundo de su alma y de su percepción sevillana, todo un mundo de sensaciones pictóricas, de puro clasicismo costumbrista, pero con una temática tan personal que hacen sus obras irrepetibles. Hay pintores que ven el mundo desde su corazón, que es la ciudad en la que viven, y vivir, siempre, es amar, recordar, esperar, querer, temer. Ver el mundo a través de ciudad en que su sensibilidad se origina es tener ya mucho adelantado para expresar el mundo, para proponerlo como un paradigma, como un microcosmos desde el que se alcanza la total visión de un proyecto plástico, de un estilo. Así lo sintieron e hicieron Vermeer desde Delft, Utrillo desde Paris, Solana desde Madrid, Romero de Torres desde Córdoba, Alfonso Grosso desde los recoletos conventos sevillanos. Y ahora, José González, cuya imagen del mundo es su imagen de Sevilla, con cuanto ésta tiene de memoria en nuestros ojos y en su historia cotidiana. Empresa nada fácil precisamente por la familiaridad de las imágenes, a las que no es posible vulnerar, pero si que recrear actualizándolas, poniéndolas al día sin restarles cuanto amamos en ellas, todo lo que heredaron y lo que transmitirán. La ciudad única se ofrece , plena de su mágica noticia, en la obra de este pintor de brillante paleta y poético costumbrismo. La ciudad y las gentes que cobija, elegidas por el pintor entre las menos emblematizadas por el folclore, pero que tan definidoras son del ser sevillano, andaluz. La obra de José González es una luminosa ventana abierta a un mundo inmarcesible en las evocaciones de los ojos del mundo.
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95 - PABLO S. CHIAS : Mariscadoras al atardecer 144035

Oil on canvas.
Dimensions without frame 55x38 cm.
CERTIFIED work art and ready to hang.
Decorated wood frame.
Magnificent condition.
 
Professional packing.
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Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
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6.000 €

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95 - PABLO S. CHIAS : Mariscadoras al atardecer 144035

Oil on canvas.
Dimensions without frame 55x38 cm.
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Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
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96 - JOSE PUENTE. Toros en el corral. Ref. 145157

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 46 X 38 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
JOSE PUENTE
 
Uno de los mejores pintores taurinos de la época sin lugar a dudas. José Puente, fallecido en Madrid a los 73 años. Jose Puente dedicó toda su vida a la pintura taurina hasta convertirse en una de las referencias clásicas. Nació en Medina del Campo en 1928, aunque se afincó en la localidad madrileña de Pinto hasta los 18 años. Sus inicios como diseñador gráfico y publicista pronto derivaron hacia la rama que le daría nombre y prestigio. Encontró en las calles más castizas del centro de Madrid y en los ruedos su escuela. Colaboró en la desaparecida revista El Ruedo, donde consiguió publicar su primera portada en 1948. Su nombre figura entre los más destacados artistas y cartelistas del siglo XX, como Roberto Domingo, Llopis o Reus. Heredó por derecho propio en las páginas de ABC, en 1981, la tradición de ilustrar las crónicas taurinas como en su día hicieron Marín y el maestro Casero. Sus pinturas, dotadas de un tremendo sabor popular, cuyo costumbrismo prologa en aquellas otras tan llenas de gracia que con su peculiar acento impresionista este maestro capata en la romeria del Rocio y en los mas insólitos rinciones de nuestra geografia flamenca y taurina, con la misma espontaneidad que con “cutaro trazos” resume en nuestras paginas los momentos estelares de la corrida del dia anterior. José Puente vivía en Madrid, en la famosa plaza de Santa Ana, pero su alma dormía en Sevilla, pintor que no faltaba a su cita en Sevilla en primavera, con su exposición se abre y se clausura una temporada taurina y una época en los lienzos de la Galería de Arte Sorolla. La pintura de Jose Puente es impresionista, “con vivencias propias”, ha bebido de las fuentes de los lienzos de Martinez de Leon, Roberto Domínguez, Monedero, Gonzalez Marcos o Antonio Casero. No obstante, la mejor imaginación de este pintor madrileño, es su propia imaginación.
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899 €

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96 - JOSE PUENTE. Toros en el corral. Ref. 145157

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 46 X 38 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
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JOSE PUENTE
 
Uno de los mejores pintores taurinos de la época sin lugar a dudas. José Puente, fallecido en Madrid a los 73 años. Jose Puente dedicó toda su vida a la pintura taurina hasta convertirse en una de las referencias clásicas. Nació en Medina del Campo en 1928, aunque se afincó en la localidad madrileña de Pinto hasta los 18 años. Sus inicios como diseñador gráfico y publicista pronto derivaron hacia la rama que le daría nombre y prestigio. Encontró en las calles más castizas del centro de Madrid y en los ruedos su escuela. Colaboró en la desaparecida revista El Ruedo, donde consiguió publicar su primera portada en 1948. Su nombre figura entre los más destacados artistas y cartelistas del siglo XX, como Roberto Domingo, Llopis o Reus. Heredó por derecho propio en las páginas de ABC, en 1981, la tradición de ilustrar las crónicas taurinas como en su día hicieron Marín y el maestro Casero. Sus pinturas, dotadas de un tremendo sabor popular, cuyo costumbrismo prologa en aquellas otras tan llenas de gracia que con su peculiar acento impresionista este maestro capata en la romeria del Rocio y en los mas insólitos rinciones de nuestra geografia flamenca y taurina, con la misma espontaneidad que con “cutaro trazos” resume en nuestras paginas los momentos estelares de la corrida del dia anterior. José Puente vivía en Madrid, en la famosa plaza de Santa Ana, pero su alma dormía en Sevilla, pintor que no faltaba a su cita en Sevilla en primavera, con su exposición se abre y se clausura una temporada taurina y una época en los lienzos de la Galería de Arte Sorolla. La pintura de Jose Puente es impresionista, “con vivencias propias”, ha bebido de las fuentes de los lienzos de Martinez de Leon, Roberto Domínguez, Monedero, Gonzalez Marcos o Antonio Casero. No obstante, la mejor imaginación de este pintor madrileño, es su propia imaginación.
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101 - FERNANDO FERREIRA. Mujeres y sombrilla. Ref. 141968

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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3.000 €

Retired

101 - FERNANDO FERREIRA. Mujeres y sombrilla. Ref. 141968

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Medidas sin marco 81 x 65 cms.
Óleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Retired

102 - LUIS DE PEREDA 144423

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco 71 x 52 cms.
Óleo sobre tabla.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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2.500 €

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102 - LUIS DE PEREDA 144423

Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Médidas sin marco 71 x 52 cms.
Óleo sobre tabla.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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104 - JOSE PALOMAR : Escena Medieval 145339

Óleo sobre cartón
Medidas sin marco 37x56 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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900 €

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104 - JOSE PALOMAR : Escena Medieval 145339

Óleo sobre cartón
Medidas sin marco 37x56 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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105 - FERNANDO FERREIRA : FIGURAS EN LA PLAYA 135504

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x 65cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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2.500 €

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105 - FERNANDO FERREIRA : FIGURAS EN LA PLAYA 135504

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x 65cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
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Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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106 - MARIO DIAZ : GRAN PODER 139890

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x46cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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1.200 €

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106 - MARIO DIAZ : GRAN PODER 139890

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 61x46cms.
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Mario Díaz natural de Bollullos del Condado, Huelva. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Exposiciones individuales y colectivas: - Ha expuesto a los largo de toda la geografía nacional, Huelva, Sevilla, La Coruña, Madrid, Barcelona… - Tiene obras en colecciones particulares de España, Europa, y América así como en organismos públicos como Diputación y Arzobispado de Huelva, Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Diputación de A Coruña, Fundación Mondariz , Consejo de Hermandades y Cofradías y Consejería de Educación de Huelva, etc. - Ha realizado numerosos carteles de Semana Santa , Gloria, Santo Entierro Magno de Huelva, Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. - Tiene diversos premios nacionales de pintura y es becado por la Universidad de Sevilla al mejor expediente de su promoción. - Ha realizado obras en imaginaria religiosa para Hermandades e Iglesias: Cristos, Dolorosas, Niños Jesús, Evangelistas, San Juan, San Isidro, San Sebastián… - Obra gráficas. Editorial Tartesos “Imagineros andaluces”, Cajasol Fundación Huelva. “Pintores Onubenses, dibujos del libro “El azor, y Dios lo hizo eterno” de Diego Pareja Obregón. - Su pintura es realista, con un dibujo cuidado, capta la luz modelada, y tiene una pincelada suelta y precisa (Llorente, Critico de arte del diario ABC). Tico Medina (Catalogo exposición pintores de Huelva) Florencio Aguilera (Pintores Onubenses).
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113 - PABLO S. CHIAS : Figuras en la playa 145601

Oil on canvas.
Dimensions without frame 81x55 cm.
CERTIFIED work art and ready to hang.
Decorated wood frame.
Magnificent condition.
 
Professional packing.
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Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
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8.500 €

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113 - PABLO S. CHIAS : Figuras en la playa 145601

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Dimensions without frame 81x55 cm.
CERTIFIED work art and ready to hang.
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Pablo Segarra Chías. Born in Seville on November 4, 1945. From a very young age he showed great interest in drawing and all the plastic-artistic representation that came into his hands. He painted his first picture at the age of 7, thus beginning a path of vocation and effort that has lasted until today. At the beginning of the sixties he enrolled in the school of art and artistic trades in Seville, attending three courses of artistic drawing, with high qualifications and achievement. He then attended the Provincial Museum of Seville as a copyist, under the guidance of the well-known Alfonso Grosso, making copies of Murillo, Zurbaran, Virgilio Martoni, Villegas, Gómez Gil and many other varied artists, who nurtured the desire to learn everything these authors gave us from their works. With this base and opting for a realistic and luminous painting, he becomes a clientele that requests his works for sale, through different channels among them in the world of auctions. In 1985 he exhibited for the first time in Seville at the Sadartys Gallery, in subsequent years in León, Palma de Mallorca and at the Durán Gallery in Madrid on several occasions. He also participates in various art fairs and international competitions. His works are currently represented in various countries in Europe, America and Asia
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117 - LUIS DE PEREDA : PUENTE DE SAN RAFAEL 131727

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 55x46 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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2.500 €

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117 - LUIS DE PEREDA : PUENTE DE SAN RAFAEL 131727

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Medidas sin marco 55x46 cms.
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Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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Luis de Pereda nace en Brenes (Sevilla) en 1941. Inicia sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección del profesor D. Amadeo Ruiz Del Olmo, dándole incluso clases particulares. De forma seguidamente autodidacta, trabaja principalmente en temas costumbristas llegando al dominio de perfeccion y realismo. Realiza exposiciones en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Alemania. Sus obras se encuentran repartidas en colecciones particulares por diversos puntos de España y el extranjero. Sin duda, estamos ante obras de una calidad inmejorable y de una revalorización asegurada. Es un pintor que inspirándose en la figura, crea la luz y el ambiente con prodigiosa fidelidad. Acabados perfectos, no solo en lo principal sino en lo secundario, y por ello sus cuadros son como una ventana abierta que contempla lo que produce la ilusion de la realidad. Sus lienzos son sinfonías de color, y cada uno de ellos está construido dentro del concepto ritmico de lo que debe ser un cuadro. Tan finamente acordado, tan delicadísimo, de gamas sutiles, con mateices suavísimos y finas claridades.... Luis de Pereda posee ese místico placer de armonizar la naturaleza y sus matices cromáticos con nuestra arquitectura tradicional de patios conventuales, llenos de luz y de sombras transparente, fresco verdor de plantas y gozoso jugueteo constumbrista. Representaciones al aire libre, llenas de gracia y donaire, y connotaciones de galanteos y amoríos flamencos, costumbrismo regionalista y fiestas...
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119 - JOSE PALOMAR : Flores 145329

Óleo sobre lienzo .
Medidas sin marco 80x61 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
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La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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3.000 €

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119 - JOSE PALOMAR : Flores 145329

Óleo sobre lienzo .
Medidas sin marco 80x61 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
La pintura de José Palomar ha inundado de luz el ámbito de la acogedora sala de exposiciones Lambert. José Palomar había vivido hasta ahora su vida de pintor sin someter sus cuadros a la sanción pública en una Galería. Ni espiritualmente, ni materialmente había sentido tal necesidad. Y sigue sin sentirla en el segundo de los aspectos. Pero hay un afán de comunicación. Juan Carlos, afortunado prologuista del catálogo de la muestra, escribe: “De pronto, el pintor decide exponer en un momento de reflexión y expectativa, desoyendo la gran verdad de que su obra vastísima ha sido vendida en el caballete. Supongo que es un reencuentro del hombre, sin canonizaciones ni coronaciones, con sus semejantes.” Palomar ha salido en buena hora de la intimidad de su estudio, para mostrarnos un conjunto de su obra, vario y atrayente, que va desde el sobrio “bodegón del guadarnés” hasta las jugosas flores (la más entrañable herencia paterna), pasando por los sustanciosos paisajes urbanos o rurales, animados con figuritas, que a veces componen escenas evocadoras de la deliciosa pintura de género, por los vigorosos y dinámicos cuadros de figuras y por los precisos bocetos, que tienen valor de realizaciones definitivas. José Palomar, artista actual con raíces en la tradición romántica, pintor capacitado y sensible, posee una gran aptitud de transmisión. Su obra, construida con tanta soltura como firmeza, ostenta un claro equilibrio entre arquitecturas, ambientes y personajes, exaltado por las galas de una inmaculada y luminosa paleta. Hijo del inolvidable maestro Teodoro Palomar, nacido en Sevilla. José Palomar se inicia como pintor en el estudio de su padre. Continúa en la Escuela de Artes y Oficios de la que pasa a la Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, para terminar en la de San Fernando, donde fue becado todos los cursos. El pintor nos habla así de su tarea: “Abordo todos los temas habituales en el arte figurativo normal. Además de la pintura de caballete, cultivo el mural. En Sevilla hay varias muestras de mi trabajo en esta modalidad. Me dedico a las flores con especial cariño, porque mi padre fue un especialista en el tema, y las toco, según los entendidos, con desenvoltura y dinamismo. Motivo difícil este de las flores, donde se adquiere un gran dominio del pincel. Me detengo un poco en los retratos de niños. Me gusta este tipo de pintura, en la que hago cuadros de ejecución rápida. He pintado muchos, y creo que los consigo, ya que son las madres de las criaturas las que me pagan, y exigen mucho más que los padres”. El pintor logra su propósito a plenitud, con un lenguaje claro y donoso. Y porque su obra se desenvuelve en un clima estético cuyo goce es fácilmente transferible.
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