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13 - ANA DELGADO : Flores sobre la mesa 145703

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 61x38 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta

400 €

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13 - ANA DELGADO : Flores sobre la mesa 145703

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 61x38 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta: 400 €

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15 - ANDRES RUEDA : CAMPO DE SUEÑOS 143075

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.300 €

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15 - ANDRES RUEDA : CAMPO DE SUEÑOS 143075

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.300 €

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17 - ALFRED PIETERCELIE : Vista de Puerto 145662

Óleo sobre tabla
Médidas sin marco 35x34 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
ALFRED PIETERCELIE (Siglo XIX) - Vista de Puerto Óleo sobre tabla - Firmado y fechado (1924), en el angulo inferior derecho - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 35 x 34 cm. Con marco 44 x 32 cms. Magnifico marco en madera decorada. Estado: Muy bueno. Hermosa obra colorida fauvista de Alfred Pietercelie. La pintura está en muy buen estado. Viene con marco original. Alfred Pietercelie (Amberes 1879 - Jette / Bruselas 1955): Fue pintor y decorador. Estudió (1893-1900) en las Academias de Amberes, Bruselas y Anderlecht. Realizó su primera exposición en 1917 con el grupo "L'Oeuvre Nouvelle". Fue llamado 'artista paisajista nacido natural' por los críticos de arte y alabado por la poesía en su trabajo. Encontró su inspiración en Bruselas y más tarde también en el área de Ourthe. También experimentó a menudo (onirismo, influencia del surrealismo y divisionismo). Se instaló en 1936 en Jette y fundó el Art Circle 'Jecta', que todavía está activo hoy (primera exposición en septiembre de 1939 en el ayuntamiento de Jette). Siguió siendo el presidente de este círculo de arte hasta su muerte. Artistas como Jan Verdoodt, Jacques Dormont y René Magritte fueron miembros. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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Precio de venta

1.200 €

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17 - ALFRED PIETERCELIE : Vista de Puerto 145662

Óleo sobre tabla
Médidas sin marco 35x34 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
ALFRED PIETERCELIE (Siglo XIX) - Vista de Puerto Óleo sobre tabla - Firmado y fechado (1924), en el angulo inferior derecho - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 35 x 34 cm. Con marco 44 x 32 cms. Magnifico marco en madera decorada. Estado: Muy bueno. Hermosa obra colorida fauvista de Alfred Pietercelie. La pintura está en muy buen estado. Viene con marco original. Alfred Pietercelie (Amberes 1879 - Jette / Bruselas 1955): Fue pintor y decorador. Estudió (1893-1900) en las Academias de Amberes, Bruselas y Anderlecht. Realizó su primera exposición en 1917 con el grupo "L'Oeuvre Nouvelle". Fue llamado 'artista paisajista nacido natural' por los críticos de arte y alabado por la poesía en su trabajo. Encontró su inspiración en Bruselas y más tarde también en el área de Ourthe. También experimentó a menudo (onirismo, influencia del surrealismo y divisionismo). Se instaló en 1936 en Jette y fundó el Art Circle 'Jecta', que todavía está activo hoy (primera exposición en septiembre de 1939 en el ayuntamiento de Jette). Siguió siendo el presidente de este círculo de arte hasta su muerte. Artistas como Jan Verdoodt, Jacques Dormont y René Magritte fueron miembros. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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Precio de venta: 1.200 €

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21 - ANDRES RUEDA : La gran belleza. 145288

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 100x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.200 €

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21 - ANDRES RUEDA : La gran belleza. 145288

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 100x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.200 €

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25 - ANDRES RUEDA : Abstracción oto¤al 145253

Óleo sobre tabla
Medidas sin marco 120x80cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.600 €

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25 - ANDRES RUEDA : Abstracción oto¤al 145253

Óleo sobre tabla
Medidas sin marco 120x80cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.600 €

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30 - FERNANDO FERREIRA : GITANAS EN LA FERIA 136707

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81X65cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Precio de venta

1.500 €

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30 - FERNANDO FERREIRA : GITANAS EN LA FERIA 136707

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81X65cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Precio de venta: 1.500 €

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31 - EUGENIA PASTOR : BODEGON 140677

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta

250 €

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31 - EUGENIA PASTOR : BODEGON 140677

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 73x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta: 250 €

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32 - ANA DELGADO : Jarron rojo 145598

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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Precio de venta

950 €

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32 - ANA DELGADO : Jarron rojo 145598

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 80x60 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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Precio de venta: 950 €

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33 - BENITO MORENO : FLORES ROJAS 069876

Óleo sobre tabla.
Médidas sin marco 41x41 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
BENITO MORENO. (SIGLO XX). Flores rojas. Oleo sobre lienzo. Firmado en el angulo inferior derecho. - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 41 x 41 cm. Con marco 55 x 55 cms. Marco en madera decorada. Estado: Bueno. Fecha de nacimiento: 1940, Sevilla Fallecimiento: 8 de mayo de 2018, Sevilla Nace en sevilla en 1940. De padre pintor se inicia muy pronto en la técnica del dibujo y la afición por el arte. Con trece años se matricula en la Escuela de Arte y Oficio de Sevilla. Cursa los tres años y obtiene el primer premio al alcanzar el título. Ingresa en la Escuela Superior Santa Isabel de Sevilla en 1960. Viaja en 1962 a Francia donde acaba la carrera de Arte y se especializa en grabado, en la ciudad de Lorient. En 1968 es nombrado catedrático en dicha escuela y crea un taller de litografía, fotografía y dibujo. A partir de 1973 se especializa en el retrato y obtiene encargos que realiza en Francia, España, Inglaterra y Bélgica. Expone en Paris “ Galeria Hispalis”; Madrid “Galería Bética y Heller”; Sevilla “ Galería de Arte Sorolla” y en Inglaterra donde hay gran parte de sus obras. Está integrado en las más importantes colecciones españolas y francesas de realismo. Divide su actividad pictórica entre Paris y Sevilla. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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Precio de venta

600 €

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33 - BENITO MORENO : FLORES ROJAS 069876

Óleo sobre tabla.
Médidas sin marco 41x41 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
BENITO MORENO. (SIGLO XX). Flores rojas. Oleo sobre lienzo. Firmado en el angulo inferior derecho. - Enmarcado. Pintura impresionista de calidad inmejorable. Obra con marco, lista para colgar. Con CERTIFICADO DE GARANTÍA Medidas: Sin marco: 41 x 41 cm. Con marco 55 x 55 cms. Marco en madera decorada. Estado: Bueno. Fecha de nacimiento: 1940, Sevilla Fallecimiento: 8 de mayo de 2018, Sevilla Nace en sevilla en 1940. De padre pintor se inicia muy pronto en la técnica del dibujo y la afición por el arte. Con trece años se matricula en la Escuela de Arte y Oficio de Sevilla. Cursa los tres años y obtiene el primer premio al alcanzar el título. Ingresa en la Escuela Superior Santa Isabel de Sevilla en 1960. Viaja en 1962 a Francia donde acaba la carrera de Arte y se especializa en grabado, en la ciudad de Lorient. En 1968 es nombrado catedrático en dicha escuela y crea un taller de litografía, fotografía y dibujo. A partir de 1973 se especializa en el retrato y obtiene encargos que realiza en Francia, España, Inglaterra y Bélgica. Expone en Paris “ Galeria Hispalis”; Madrid “Galería Bética y Heller”; Sevilla “ Galería de Arte Sorolla” y en Inglaterra donde hay gran parte de sus obras. Está integrado en las más importantes colecciones españolas y francesas de realismo. Divide su actividad pictórica entre Paris y Sevilla. Envío perfectamente embalado. Número de seguimiento de la agencia de transporte.
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Precio de venta: 600 €

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42 - ANDRES RUEDA. Giverny. Ventana abierta. Ref. 145289

Obra con CERTIFICADO DE GARANTIA y lista para colgar.
Medidas sin marco 100 x 81 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
ANDRES RUEDA
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

850 €

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42 - ANDRES RUEDA. Giverny. Ventana abierta. Ref. 145289

Obra con CERTIFICADO DE GARANTIA y lista para colgar.
Medidas sin marco 100 x 81 cms. Oleo sobre lienzo.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
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ANDRES RUEDA
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 850 €

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43 - EUGENIA PASTOR : TORO EN VERDE 140678

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 90x70 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta

450 €

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43 - EUGENIA PASTOR : TORO EN VERDE 140678

Óleo sobre tabla.
Medidas sin marco 90x70 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta: 450 €

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50 - ANDRES RUEDA : PARIS 139766

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 95x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

950 €

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50 - ANDRES RUEDA : PARIS 139766

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 95x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 950 €

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51 - ANA DELGADO : VISTA DE LA O 144426

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 160x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta

1.300 €

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51 - ANA DELGADO : VISTA DE LA O 144426

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 160x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta: 1.300 €

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53 - MANUEL REINA : Día de playa en Cortadura 145709

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 41x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Manuel Reina. Joven artista residente en la capital andaluza. Sin duda uno de los pintores con más proyección y prometedores de la pintura impresionista actual. Su talento para recrear, patios, jardines, parques y todo tipo de escenas paisajísticas es innegable, con un impresionismo y un toque de calidad francamente exquisitas. La pintura de Reina está adquiriendo una capacidad de revalorización y cotización a un ritmo vertiginoso. Su obra ya empieza a ser reconocida a nivel nacional, gracias a diversos trabajos realizados, galardones y premios otorgados en los últimos 3 años. 2011.-1º premio XVII muestra de artes plásticas al aire libre Ciudad de Dos Hermanas, otorgado por la concejalía de juventud y cultura. 2009.-Premio adquisición Jose Manuel Losada, en la XV muestra de artes plásticas al aire libre Ciudad de Dos Hermanas. 2009.-Tercera Mención honorífica en VII certamen de pintura del Colegio de farmacéuticos de Sevilla. 2011. Finalista en la LX Exposición Nacional de Otoño de la Rela Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría. 2012. Finalista en el XLIV concurso-exposición ciudad de Tomelloso 2012. 2012. Finalista en el certamen de pintura Ateneo de Sevilla 2012. Otros. 2009. Realización de los dibujos para el documental Knockoutkuba que se estrenó en el festival de cine iberoamericano en Miami, se proyectó en el festival de cine europeo de Sevilla y ha sido galardonado en los festivales filmstock de Londres y FICCU de Munich. 2010. Realización del cartel del cortometraje Bugs Burning, ganador del Premio del Público en el 48 Hours Film Festival.
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Precio de venta

150 €

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53 - MANUEL REINA : Día de playa en Cortadura 145709

Óleo sobre lienzo.
Médidas sin marco 41x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
 
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Manuel Reina. Joven artista residente en la capital andaluza. Sin duda uno de los pintores con más proyección y prometedores de la pintura impresionista actual. Su talento para recrear, patios, jardines, parques y todo tipo de escenas paisajísticas es innegable, con un impresionismo y un toque de calidad francamente exquisitas. La pintura de Reina está adquiriendo una capacidad de revalorización y cotización a un ritmo vertiginoso. Su obra ya empieza a ser reconocida a nivel nacional, gracias a diversos trabajos realizados, galardones y premios otorgados en los últimos 3 años. 2011.-1º premio XVII muestra de artes plásticas al aire libre Ciudad de Dos Hermanas, otorgado por la concejalía de juventud y cultura. 2009.-Premio adquisición Jose Manuel Losada, en la XV muestra de artes plásticas al aire libre Ciudad de Dos Hermanas. 2009.-Tercera Mención honorífica en VII certamen de pintura del Colegio de farmacéuticos de Sevilla. 2011. Finalista en la LX Exposición Nacional de Otoño de la Rela Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría. 2012. Finalista en el XLIV concurso-exposición ciudad de Tomelloso 2012. 2012. Finalista en el certamen de pintura Ateneo de Sevilla 2012. Otros. 2009. Realización de los dibujos para el documental Knockoutkuba que se estrenó en el festival de cine iberoamericano en Miami, se proyectó en el festival de cine europeo de Sevilla y ha sido galardonado en los festivales filmstock de Londres y FICCU de Munich. 2010. Realización del cartel del cortometraje Bugs Burning, ganador del Premio del Público en el 48 Hours Film Festival.
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Precio de venta: 150 €

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57 - ANA DELGADO : Gallo y gallinas 145695

 
Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x72 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Referencia: 145695 Autor: ANA DELGADO Técnica: OLEO SOBRE LIENZO Medidas: 92X72 Medidas marco: 113X93 Descripción: ANIMALES Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta

1.500 €

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57 - ANA DELGADO : Gallo y gallinas 145695

 
Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 92x72 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
Referencia: 145695 Autor: ANA DELGADO Técnica: OLEO SOBRE LIENZO Medidas: 92X72 Medidas marco: 113X93 Descripción: ANIMALES Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta: 1.500 €

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71 - ANDRES RUEDA : OTOÑO BULGARO 141713

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 80x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

900 €

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71 - ANDRES RUEDA : OTOÑO BULGARO 141713

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 80x80 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 900 €

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74 - EUGENIA PASTOR : TORO CORRIENDO 140679

Óleo sobre papel.
Medidas sin marco 21x19 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta

190 €

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74 - EUGENIA PASTOR : TORO CORRIENDO 140679

Óleo sobre papel.
Medidas sin marco 21x19 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, empezó a notársele cierta predisposición con el dibujo a muy temprana edad, en preescolar, a la edad de 3 años. . Empezó su educación artística a los 7 años de edad sin descanso hasta el día de hoy A la edad de 14 años empieza un gran avance en sus pinturas. Interés por la figura humana y su complejidad, por el hiperrealismo de ésta. Empieza sus primeras obras de bailarinas con complicadas copias de obras de otros artistas para su estudio. Admira a autores como Degas, Dalí, y sobre todo renacentistas: Raphael, DaVinci, Miguel Angel, etc… Por esta época, descubre el arte de Antonio López del cual queda deslumbrada. A los 18 años entra en la Universidad de Bellas Artes de Altea (Alicante) allí descubre soltura, expresión en el color y cómo pintar sus sentimientos en el lienzo. Descubre que tiene un sin fin de estilos diferentes, desde el clásico-hiperrealista hasta casi un neo abstraccionismo. Pasando por la espontaneidad, el sentimiento reflejado en la pincelada, dando protagonismo a la gestualidad. Siempre utilizando un referente y poco a poco desvinculándose de él, y dando paso a un mundo creado por la autora en el que la belleza de lo que se contempla es siempre una búsqueda perfeccionista de esta y un continuo interrogante del espectador. Éste puede recrearse viendo la obra a secciones o en su totalidad, pero siempre se produce una lectura por parte del espectador en la que puede empezar a imaginar y sentirse reconfortado ante lo que ve.
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Precio de venta: 190 €

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75 - ANA DELGADO : Rosas rosas 145591

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 33x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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Precio de venta

190 €

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75 - ANA DELGADO : Rosas rosas 145591

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 33x24 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana. Ana Delgado ha participado en numerosos certámenes y concursos, entre los que destacan: - Selección de su obra Callas en el Certamen Nacional de Pintura de La Palma del Condado (Huelva), en el año 1999. - Selección de su obra Alameda de Hércules en el Certamen de Pintura Casco Antiguo de Sevilla en el año 2001. - Selección de su obra La Navidad en Pilas como portada del libro navideño de 2003 editado por el Ayuntamiento de Pilas. - Selección de su obra Corral andaluz en el Certamen de Pintura del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla en el año 2007. Además, ha participado en las siguientes exposiciones tanto individuales como colectivas: - Exposiciones colectivas en la Casa de la Cultura de Pilas (Sevilla), en los años 2002, 2003 y 2006. - Participación con un stand individual en la III y IV Muestra de Artesanía de Gines (Sevilla), en los años 2004 y 2005. - Exposición individual en la Casa de las Columnas del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, en el año 2005. - Exposición colectiva en Galería de Arte San Vicente de Sevilla, en 2005. - Exposición colectiva en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, en 2007. - Exposiciones en la Galería de Arte Abades 47 de Sevilla en los años 2004, 2006 (colectivas) y 2007 (individual). - Exposición colectiva en Galería Sargent (Madrid) en la primavera de 2007. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2008, en la Galería IRIS de Madrid en el verano de 2008. - Exposiciones individuales en el Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en los veranos de 2009 y 2010. - Exposición colectiva en la Sala de Exposiciones Pablo del Barco (Sevilla) en marzo de 2010. - Exposición colectiva en la Galería de Arte Paz Féliz (Madrid) en julio de 2010. - Exposición individual en la Galería-Taberna Ánima (Sevilla) en diciembre de 2010. - Exposición colectiva ESTIVALIA ́2011 en Galería IRIS (Madrid) en el verano de 2011. - Exposición individual en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Exposición individual en el Restaurante Zarabanda ́s (Sevilla) en diciembre de 2011. - Exposición colectiva en Galería IRIS (Madrid) en enero de 2012. Coleccionistas particulares y prestigiosas galerías de arte del territorio nacional e internacional vienen adquiriendo sus obras de manera regular ya que cualquiera de las obras de esta pintora suponen una inversión asegurada.
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Precio de venta: 190 €

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76 - FERREIRA : FIGURA CON NIÑO 141970

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Precio de venta

4.500 €

Consultar

76 - FERREIRA : FIGURA CON NIÑO 141970

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 81x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Fernando Ferreira nació en Bollullos del Condado el 8 de marzo de 1925, hijo de José Carrasco Salas y Matilde Ferreira Ramos, el octavo de ocho hermanos: Joaquín, Antonio, Manolo (mi padre), dos hermanas que murieron pequeñas, Juan, Fernando y Joselito (padre de Matilde, otra gran pintora). En el colegio, en 1937, llamaba la atención que, en vez de ilustrar los trabajos con recortes, los presentaba con dibujos propios. El maestro, Enrique Sicilia Sancho, se lo comentó al escultor y tallista de Bollullos, Antonio Delgado Jiménez, quien a su vez lo puso en relación con Félix Lacárcel, que a la sazón se encontraba en Bollullos restaurando unos cuadros que habían adquirido Jerónimo y Adulfo Neble. Tenía quince años cuando Félix Lacárcel le preparó en su estudio para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, que se reorganizaba en 1940. Practicó copiando esculturas del Museo Arqueológico y de la Glorieta de Bécquer. En una ocasión se le acercó Juan Lafita, y le preguntó, en broma, si era “Gitanillo de Triana”, por su tez morena y el pelo ondulado. Le encantaron sus dibujos. En septiembre de 1941 ingresó en la Escuela de Bellas Artes, con Juan Antonio Rodríguez, Calvo Carrión, Moreno Galván, Juan Talavera, Maireles, Rosario Fernández, Loli Sánchez, José Trueba y otros más. En el curso 1946-47 hizo el campamento militar en Ronda. Fue destinado luego como alférez de complemento a Ferrol. Allí hizo una exposición en el Casino Ferrolano y en la Asociación de Artistas de La Coruña. En el estudio de Manuel Pérez de Arévalo pintó muchos retratos, sobre todo de familiares de militares y marinos, como las hijas del capitán Cardona. Recuerda alguna de sus primeras obras. De 1948 es el apunte a lápiz de la ermita de las Mercedes de Bollullos, que fue publicado en la revista de la Coronación Canónica de la Virgen. Tuvo amigos que le apoyaron incondicionalmente en la difícil tarea de abrirse camino en el mercado del arte. No puedo recordarlos a todos, pero nadie como Romualdo León Mora (primo de Monís Mora) y su familia. El retrato de sus hijas, Isabelita y Mari, fue un éxito en la exposición de primavera del Ateneo de Sevilla, en 1948. Hacia 1954 pintó la bóveda de la capilla de San José, de la parroquia de Bollullos. De enero a mayo de 1961, por encargo de don Luis Espinosa, realizó las pinturas del Palacio de las Rocinas. Dos techos de 12 x 6 m., los del salón de fiestas y el comedor. La aparición de la Virgen del Rocío y dos murales religiosos, en la capilla. Otro cristal con un ciervo en el ventanal de la escalera de subida, realizado por la técnica del óleo por transparencias, con siena tostada. Temas de Rubens, la Creación de Miguel Ángel, cuerno de la abundancia. A don Luis Espinosa, que había estado de cacería en África, le pintó animales de fauna africana. Tuvo clientes en Suecia y en Portugal. Para Louis Lindgrem, ingeniero de Fallum (Suecia), pintó muchas cosas en óleo sobre papel, por el año 1961. Entre 1973 y 1976 envió cuadros para Portugal, para una galería de arte en Valle del Lobo, Argentil. Pinta sin descanso para la casa Pueyo, de Sevilla, que adquiere toda su producción. Imposible recordar sus innumerables obras. Traigamos a la memoria, al menos, los asuntos que salen de su paleta: bodegones, floreros, paisajes, retratos y estampas costumbristas, de ambiente rociero, sevillanas, fiestas, flamencos, gitanas, etc. No se ha prodigado en el tema religioso, aunque hizo unos intentos muy acertados de crear espacios y perspectivas inéditas en escenas del Evangelio -Ecce Homo en el pretorio, Entierro de Cristo, Asunción-, experimentando una veta que luego no continuó. Por encargos, ha copiado Inmaculadas y otras obras de Murillo, sin perder la personalidad de su pincelada. Con gran acierto ha realizado “retratos” de imágenes tan veneradas como Virgen del Rocío, la Virgen de las Mercedes, la Macarena, la Esperanza de Triana, el Gran Poder o el Cachorro. El retrato de personas (prefiero no enumerarlas) lo consigue admirablemente, otorgando frescura y vitalidad a sus modelos, de un parecido asombroso. No es un arte pretencioso ni en sus formas ni en su contenido. Es como una música de guitarra que no necesita letra. Su arte es el descubrimiento y la transmisión de la pura, bella y sencilla realidad, ennoblecida por el buen gusto, interpretada por una sensibilidad directa, ajena a planteamientos de escuela o de tendencias intelectuales. Lo más notable de su personal estilo es el dibujo, muy seguro, muy sólido, aunque después lo envuelva en brumas y desenfoques. Las figuras, con levísimas pinceladas, que no pasan de insinuaciones, quedan perfectamente delineadas y ubicadas en el espacio. Y, aunque parezca contradictorio, desdibuja continuamente con pincelada suelta, para crear un ambiente vaporoso, impresionista. Pienso, no obstante, que hunde más sus raíces en el mejor Murillo de su última época y en Goya que en los franceses de fines del XIX. No es muy colorista: se mueve con comodidad en una paleta cromática sobria y reducida, en la que predominan los blancos, sienas y ocres. Quizás por eso destacan más las manchas de color de los bodegones de frutas y flores. Los temas del Rocío supusieron para él un avance importante para la personalización de su estilo, refrescaron la paleta y dieron movimiento a su pintura. Aunque no ha frecuentado los circuitos artísticos, cuenta en su haber con no pocas exposiciones, que enumero por encima, esperando poder completar la relación y concretar los años. En Bollullos del Condado ha presentado varias exposiciones, desde aquella primera del Círculo de Labradores en el año 48, hasta las más recientes: la de bodegones de uvas y frutas, de septiembre de 1994, o la antológica de este año 2002. En La Palma, en la Caja San Fernando. En Huelva y Gibraleón, en 1964, con Enrique Monís Mora. En Cáceres, dos exposiciones, en el Colegio Oficial de Médicos. En Sevilla, varias asistencias a las exposiciones de primavera del Pabellón Mudéjar, con opción al premio Murillo (1948), en el Ateneo (1963), en el Banco Occidental (1982/83), en el Círculo Mercantil. En Málaga (1973), en Madrid (1974/75).
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Precio de venta: 4.500 €

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82 - ANA DELGADO : Ceramica y flores blancas 144557

Óleo sobre cartulina.
Medidas sin marco 70x50cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta

900 €

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82 - ANA DELGADO : Ceramica y flores blancas 144557

Óleo sobre cartulina.
Medidas sin marco 70x50cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta: 900 €

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86 - ANDRES RUEDA : Rosas de la Alhambra 145290

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 110x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.300 €

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86 - ANDRES RUEDA : Rosas de la Alhambra 145290

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 110x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.300 €

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87 - REPRODUCION DE MIRO 127972

Maravilla con variaciones.... de JOAN MIRÓ /RAFAEL ALBERTI
Tapa del libro original de las litografias.
Magnifica obra, especial para coleccionistas.

Medidas sin marco 76x50 cms.Con marco 90x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Bibliofília Obra Gráfica
Técnica:
Litografía, Litografía
 
Referencia: 127972. Maravillas con variaciones acróstica en el jardín. JOAN MIRÓ 1975. Bibliofilia, Obra gráfica. Litografía.
 
A finales de 1971 Rafael Alberti escribe desde Roma a Joan Miró en los siguientes términos “(…) Creo tener noticias de que te gustó mi carpeta dedicada a Picasso y de que estás dispuesto a hacer algo parecido conmigo. Sino que yo haría unos poemas especiales para ti, que caligrafiaría también, y tú los grabados…”. Tras la aceptación de Miró, se sucede numerosa correspondencia entre ambos para tratar de definir mejor su proyecto conjunto que va más allá de ilustrar una poesía con un grabado. Miró habla de hacer un acompañamiento musical para rematarlo al fin con una nota fuerte, casi brutal mientras que Alberti no puede dejar de dedicar su texto al maravilloso impulso juvenil tan ejemplar y único de Joan Miró, un poema que se prestará a cierto movimiento tipográfico que podría entrelazarse con las litografías. En 1973 Alberti ya ha decidido el título de su libro: Maravillas y variaciones acrósticas en el jardín de Miró (aunque este sufrirá todavía una pequeña variación) y envía a Miró un ejemplar manuscrito completo. Durante el año 1975 se publicará Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró de Rafael Alberti, que presenta veinte litografías de Joan Miró.
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Precio de venta

7.500 €

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87 - REPRODUCION DE MIRO 127972

Maravilla con variaciones.... de JOAN MIRÓ /RAFAEL ALBERTI
Tapa del libro original de las litografias.
Magnifica obra, especial para coleccionistas.

Medidas sin marco 76x50 cms.Con marco 90x65 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Bibliofília Obra Gráfica
Técnica:
Litografía, Litografía
 
Referencia: 127972. Maravillas con variaciones acróstica en el jardín. JOAN MIRÓ 1975. Bibliofilia, Obra gráfica. Litografía.
 
A finales de 1971 Rafael Alberti escribe desde Roma a Joan Miró en los siguientes términos “(…) Creo tener noticias de que te gustó mi carpeta dedicada a Picasso y de que estás dispuesto a hacer algo parecido conmigo. Sino que yo haría unos poemas especiales para ti, que caligrafiaría también, y tú los grabados…”. Tras la aceptación de Miró, se sucede numerosa correspondencia entre ambos para tratar de definir mejor su proyecto conjunto que va más allá de ilustrar una poesía con un grabado. Miró habla de hacer un acompañamiento musical para rematarlo al fin con una nota fuerte, casi brutal mientras que Alberti no puede dejar de dedicar su texto al maravilloso impulso juvenil tan ejemplar y único de Joan Miró, un poema que se prestará a cierto movimiento tipográfico que podría entrelazarse con las litografías. En 1973 Alberti ya ha decidido el título de su libro: Maravillas y variaciones acrósticas en el jardín de Miró (aunque este sufrirá todavía una pequeña variación) y envía a Miró un ejemplar manuscrito completo. Durante el año 1975 se publicará Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró de Rafael Alberti, que presenta veinte litografías de Joan Miró.
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Precio de venta: 7.500 €

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91 - ANA DELGADO : TORRE DEL ORO 144427

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Referencia: 144427 Autor: ANA DELGADO Técnica: ÓLEO SOBRE LIENZO Medidas: 100X100 Medidas marco: Descripción: VISTAS DE SEVILLA Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta

2.000 €

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91 - ANA DELGADO : TORRE DEL ORO 144427

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Marco en madera decorado.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Referencia: 144427 Autor: ANA DELGADO Técnica: ÓLEO SOBRE LIENZO Medidas: 100X100 Medidas marco: Descripción: VISTAS DE SEVILLA Nacida en Pilas (Sevilla) en 1948 y vecina de la capital sevillana. Tras cursar estudios de Esteticismo, Cosmética y Decoración, ejerce como esteticista en reconocidas firmas como Balenciaga, Givenchy, Germany-Monteil y El Corte Inglés. No obstante, siempre simultaneó el ejercicio de su profesión con su gran afición por la pintura. Su formación como pintora es, pues, autodidacta, complementada posteriormente en distintos estudios de reconocidos pintores sevillanos como José Luis Pajuelo, Luis Montes, Martín Iglesias, José Luis Castrillo, Paco Broca y Pablo Lanuza. Siempre ha sentido una gran predilección por los grandes maestros impresionistas como Sorolla, Monet y Van Gogh, de un clásico como Velázquez y de un modernista como Picasso. Su técnica pictórica más habitual es la pintura al óleo, dando muestras de una gran habilidad y fluidez en el manejo de la espátula, transmitiendo una inconfundible soltura y espontaneidad a su obra. Frescura, sensibilidad, colorido y fuerza expresiva se mezclan impregnando los sentidos. Dentro de su temática destacan los parques y jardines, patios andaluces, flores entre las que destacan sus inconfundibles rosas , fuentes, paisajes naturales, y el retrato. Ha encontrado siempre la inspiración para expresarse sobre el lienzo en lugares que irradian fragancias, luz y colorido como el Parque de María Luisa, los Reales Alcázares de Sevilla, las orillas del Guadalquivir o las marismas de Doñana.
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Precio de venta: 2.000 €

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97 - ANDRES RUEDA : Vientos de primavera 145254

Óleo sobre tabla
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.200 €

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97 - ANDRES RUEDA : Vientos de primavera 145254

Óleo sobre tabla
Medidas sin marco 100x100 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.
Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.200 €

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99 - ANDRES RUEDA : Flores de la Alhambra 145291

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 116x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.

Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta

1.100 €

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99 - ANDRES RUEDA : Flores de la Alhambra 145291

Óleo sobre lienzo.
Medidas sin marco 116x81 cms.
Obra CERTIFICADA y lista para colgar.

Magnifico estado.
Embalaje profesional.
Número de seguimiento para su control.
 
 
Andrés Rueda nace en Piedrahita (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (Estados Unidos), Eboli (Madrid), Sala Braulio (Castellón), etc... Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuída por España, Alemania, Argentina, Francia, Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte. Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era importante que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista. No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos han dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelaidad exquisita por Rueda. Antes bién, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo. Desde la época de Renoir, Monet, Pizarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Rueda consigue un uso magistral de las mismas. Con esto no quiero decir que Rueda no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, viviendas y recuerdos), los contrastes o los objetos de naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo. La mirada de Rueda penetra en la naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, las fotografías y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa. Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena. La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.
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Precio de venta: 1.100 €

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